En América Central, el fenómeno se manifestó desde junio de 2009 con una temporada lluviosa irregular, inferior a la media, y una temporada seca más intensa y prolongada. Esta situación impactó principalmente la producción de granos básicos y produjo una disminución de los caudales de los principales ríos en la región.
Las áreas que sufrieron más impacto fueron las ubicadas dentro del denominado Corredor Seco Centroamericano, donde pequeños productores han visto amenazada su seguridad alimentaria. Con miras a reducir los impactos del fenómeno, los gobiernos pusieron en marcha una serie de iniciativas que permitan adaptar el sector agrario al cambio climático.
De acuerdo con el informe, la región cuenta con mecanismos de alerta temprana y seguimiento del curso de fenómenos climáticos y tiene identificadas acciones de respuesta al corto y mediano plazo a emergencias originadas por el clima. www.iica.int