Una vez el Gobierno venda su participación en Isagén, de la que espera recibir por lo menos 5 billones de pesos, esos recursos irán a parar al Fondo Nacional para el Desarrollo de la Infraestructura (Fondes), un patrimonio autónomo que será administrado por la recién creada Financiera de Desarrollo Nacional (FDN).
Este banco de desarrollo, creado por el Ministerio de Hacienda, será el encargado de ayudar a movilizar los recursos que se necesitan para financiar los nuevos proyectos de infraestructura.
“Queremos ayudar a que se puedan movilizar los recursos de los bancos y del mercado de capitales, tanto nacional como internacional. Queremos ayudar a mitigar algunas preocupaciones y hacer los proyectos más atractivos para el mercado”, afirma Clemente del Valle, presidente de la FDN.
El dinero proveniente de la transacción de Isagén no será el único con el que contará la Financiera. Como capital, ya cuenta con 250 millones de dólares y, tan pronto se apruebe el ingreso de la banca multilateral, específicamente de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial y de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) la nueva entidad duplicaría su patrimonio.
“El Gobierno quiere tener mayoría, mínimo el 60 por ciento, por eso se habla de que las multilaterales participen con máximo el 30 por ciento, y otras instituciones con el 10 por ciento restante. Básicamente las multilaterales nos darán asistencia técnica, aumentarán nuestra capacidad patrimonial y seremos socios en los proyectos, compartiendo porcentajes de las garantías”, explica Del Valle.
El primer reto que asumirá la FDN será financiar los primeros nueve proyectos que están en licitación: 5 tramos de las Autopistas de la Prosperidad, Cartagena-Barranquilla, la Perimetral Oriental de Cundinamarca, Girardot-Puerto Salgar, Mulaló-Loboguerrero y Cali-Dagua-Loboguerrero, que en total suman 11 billones de pesos.
Según el presidente de la Financiera, será necesario que las nuevas concesiones tengan más de una sola fuente de financiación, con niveles fuertes de apalancamiento y plazos largos.
“Será necesario combinar los créditos de los bancos de 8 a 10 años, ideales para las fases de construcción y primeros años de operación, con las fuentes del mercado de capitales de 10 a 15 años, que solo están dispuestos a tomar riesgos en proyectos que están en operación y en fases de mantenimiento”, dice.
Esa será la estrategia para darles tranquilidad a los concesionarios que construyen las obras para hacer el cierre financiero.
“En últimas, vamos a asumir el riesgo de los proyectos porque es la forma de movilizar otras fuentes; es la única forma de invitar a los bancos y al mercado de capitales”, afirma Del Valle.
Más adelante, la FDN no solo asesorará la preparación y financiación de proyectos de transporte, como carreteras y aeropuertos, sino también estará detrás de la estructuración de proyectos sociales como colegios, hospitales y universidades en diferente regiones.
Christian Pardo Quinn
Redactor de Economía y Negocios