Ubicado en el norte de Bogotá, El Chicó lleva varios años posicionado como uno de los lugares de mayor dinámica inmobiliaria en la ciudad.
Su desarrollo es el reflejo de la evolución del sector constructor no sólo en la capital, sino en otras ciudades donde las grandes casas quedaron en los álbumes de fotos y en los recuerdos.
A pesar de ese proceso de urbanización, El Chicó aún es sinónimo de exclusividad en materia de vivienda y negocios, con una dinámica en algunos de sus barrios como Chicó Norte, Chicó Norte II, Chicó Norte III, Chicó, El Refugio, Antiguo Country, Lago Gaitán, La Porciúncula, El Espartillal, Bellavista, El Nogal, El Retiro y La Cabrera.
A pesar de la integración de usos, aún sobresale la actividad residencial (60 por ciento), seguida del comercio (15 por ciento) y de la oferta corporativa (25 por ciento).
En vivienda predominan la venta y el arrendamiento de apartamentos de estrato 6, en áreas que oscilan entre 90 y 300 metros cuadrados. Igualmente, hay oferta de alquiler de oficinas, especialmente en edificios de altas especificaciones ubicados sobre los ejes viales de las carreras 7a., 11 y 15, entre las calles 72, 82, 92, 94, 98 y 100.
La carrera 7a., una de las más transitadas de la ciudad, es vía de acceso importante para El Chicó.
Las características de El Chicó han consolidado la vivienda, el comercio y la oferta corporativa, que tiene bastante pedido entre los inversionistas locales y las empresas extranjeras.
En consecuencia, dice un informe de metrocuadrado.com, los precios de oferta se han incrementado a un ritmo acelerado, que en los últimos cinco años ha alcanzado un promedio anual del 15 por ciento.