Antes de Chávez, el bolívar era una moneda más fuerte que el peso colombiano. En Venezuela había inversión extranjera, los colombianos emigraban a ese país porque había empleo y buenos salarios. Nosotros importábamos productos como acero, aluminio, comestibles y vehículos. Los vecinos siempre nos consideraron los parientes pobres. En este largo periodo, Chávez ha destruido la economía venezolana. Hoy el bolívar es una moneda que no quieren ni en Cúcuta. Si no fuera por las exportaciones de víveres provenientes de Colombia, no habría ni leche, carne, galletas o azúcar. Mientras Colombia aumenta la producción de petróleo, en Venezuela disminuye. Le exportamos energía y gas al vecino. Colombia recibe este año más de doce mil millones de dólares de inversión foránea. Venezuela tiene hoy una tasa de homicidios superior a la nuestra y el narcotráfico crece. En Colombia cada día hay más venezolanos y si pudieran vendrían muchos más. Sólo a Piedad Córdoba le parece que Caracas es un gran lugar. Chávez ha destruido el tejido empresarial, nacionalizado bancos, dilapidado el ingreso petrolero y fomentando una cultura de subsidios en todas las áreas de la vida cotidiana. Los venezolanos gastaban y ahora se pelean en los supermercados por una botella de leche. Eran la envidia de América Latina y hoy dan pena. Pero tienen suerte los venezolanos. Cuando salgan de Chávez, quedarán curados de populismo y demagogia. No pensarán que el Estado es el motor del crecimiento ni creerán que los subsidios son un mecanismo eficiente de luchar contra la pobreza. Serán conscientes de que el Gobierno es un pésimo administrador de empresas y que los controles de precios sólo generan escasez. Habrán entendido que ofrecer servicios gratis sólo garantiza que su oferta sea insuficiente o de mala calidad. En estos trece años de chavismo los venezolanos han recibido, en carne propia, la mejor cátedra sobre los beneficios de una economía de mercado. Volverán a confiar en el espíritu empresarial y en el trabajo duro. No comerán más cuentos chinos sobre las supuestas bondades del socialismo. En cambio, en Colombia hay parlamentarios irresponsables pidiendo subsidios a la gasolina. Los estudiantes quieren educación gratuita así sea de mala calidad y sólo les garantice largos periodos de desempleo. Aquí pedimos más impuestos a pesar de que el Estado nos demuestra que es incapaz de mantener las carreteras, administrar justicia o controlar la corrupción. En Colombia vamos en la mala dirección pidiendo más Estado, más impuestos y más subsidios. Aquí no aprendemos de los errores de los demás. Los venezolanos no pueden sino mejorar. A pesar de su triste situación actual tienen suerte. Profesor del Cesa representante@miguelgomez martinez.com HELGON
Finanzas
30 nov 2011 - 5:00 a. m.
Venezolanos suertudos
Si la salud lo acompaña, Hugo Chávez buscará el próximo año reelegirse luego de trece años de gobierno.
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