La idea es excelente: los activos de generación siguen ahí, quedan mejor administrados y se liberan recursos para llevar a cabo obras que inciden muy positivamente sobre la productividad y el empleo. El Gobierno está sentado sobre activos que desea operar el sector privado y por los cuales está dispuesto a pagar. Esos activos en manos del Gobierno pueden ser productivos, pero muy posiblemente lo serían más con administración privada. Por otra parte, el Gobierno tiene una larga cola de proyectos que no puede llevar a cabo por falta de recursos. Entonces tiene todo sentido cederles esos activos a los particulares, y canalizar la plata liberada para realizar los proyectos más prioritarios. Es una propuesta gana-gana. En el caso particular de Corelca, no va a ser tan fácil vender los activos de generación a buen precio, aunque su red sí es muy atractiva, posiblemente para empresas como Unión Fenosa, por la posición comercial de la empresa pública. Las condiciones vigentes en el mercado de energía para los generadores que utilizan plantas térmicas no son favorables. La organización de ese mercado ha hecho que el valor de las plantas térmicas sea inferior al costo de reposición. Las reformas al régimen de cargo por capacidad que están en camino y que buscan equilibrar las ventajas entre térmicos e hidráulicos posiblemente ayuden a mejorar el precio de Corelca. Los reguladores también tendrán que tener en cuenta en esta reforma que el costo económico de una sequía y de una crisis energética no está reflejado en el cálculo actual del cargo por capacidad. En todo caso, la privatización de Corelca va a tomar un tiempo mientras se aclaran estas cosas y se lleva a cabo todo el proceso de valoración y venta. Quién sabe si estas obras pueden esperar tanto tiempo. Ojalá la buena idea de privatizar Corelca no termine utilizándose como pretexto para no realizar estas obras oportunamente. El mismo proceso mental que ha servido para decidir la venta de Corelca y para justificarla ha llevado al Gobierno a prepararse para Isagen. Eso está muy bien, por las razones aducidas, pero por ellas mismas ¿por qué no avanza también en la oferta de una mayor participación privada en la propiedad de ISA? En el mercado hay apetito por estas acciones. La empresa tiene un valor patrimonial de varios billones de pesos y entre el Gobierno y EPM tienen mucho más que lo que se necesita para mantener el control de la empresa. Vender el 20 ó el 25 por ciento de ISA no va a cambiar el carácter de la empresa ni su administración y sí contribuiría a liberar suficientes recursos en forma inmediata para emprender obras indispensables de infraestructura. Es más, el Gobierno podría vender la mayoría de las acciones de ISA, sin perder el control, conservando un paquete de acciones con derecho a controlar la empresa (Acciones Doradas). Ahora que se ha despejado el ambiente dentro del Gobierno para vender empresas públicas, quizás conviene revisar las razones por las cuales el Gobierno está injustificadamente apegado a esas acciones, cuando los fondos de pensiones no tienen suficientes activos de inversión. Ex ministro de Hacienda "El Gobierno está sentado sobre activos que desea operar el sector privado y por los cuales está dispuesto a pagar.,
Finanzas
14 ago 2006 - 5:00 a. m.
La venta de Corelca y ¿la de ISA?
El Presidente anunció que se va a vender Corelca para financiar una serie de proyectos de infraestructura necesarios para el país, para el comercio internacional y para la Costa Atlántica. Estos proyectos comprenderían, entre otros, el canal de acceso al Puerto de Barranquilla, la recuperación del río Magdalena para la navegación fluvial, incluyendo la rehabilitación del Canal del Dique y las dobles calzadas de carreteras claves del litoral atlántico.
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