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Carlos

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Finanzas

31 oct 2005 - 5:00 a. m.

Ventaja competitiva frente China

Entre tanto, las restricciones a la democracia -tal como la entendemos en occidente- producen consecuencias tanto en los individuos como en los negocios. Es el caso de las limitaciones a la creatividad en el diseño de bienes y servicios puramente chinos.

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Mil trescientos millones de seres habitan la nación más poblada del mundo y requieren, a gran escala, casi todos los bienes manufacturados que sociedad alguna pueda consumir. Esa gran escala, y ese afán por emplear y alimentar a cientos de millones de habitantes que aún viven por debajo de las líneas de pobreza y miseria, hacen que el sector industrial chino, todavía controlado mayoritariamente por el Estado, perciba el éxito de una manera especial. Son pocas las manufactureras locales realmente rentables, pues los resultados se miden actualmente por el crecimiento más que por la rentabilidad. ¿Qué hacer frente a semejante reto, ahora que la actividad comercial se orienta cada vez más hacia el mercado asiático? ¿Cómo competir con productos fabricados en gran escala, con ventajas de productividad y bajos costos laborales? ¿Cómo competir con bienes que cada día mejoran sus niveles de calidad y logran una creciente aceptación internacional?Indudablemente, China conservará su lugar como una de las primeras naciones comerciales del mundo y seguirá siendo más competitiva que muchas naciones latinoamericanas en la producción de manufacturas no sofisticadas, y algunas sofisticadas. China avanza en competitividad gracias a los cientos de miles de nuevos ingenieros e investigadores graduados anualmente, a los ingeniosos copiadores, y al aprendizaje que logra en los cientos de firmas de joint venture con empresas occidentales que a diario nacen. En estas condiciones, pretender competir con el mayor proveedor de manufacturas de consumo masivo del planeta no parece un camino lógico para explotar debidamente nuestras fortalezas. Colombia podría pensar en agregarle valor a los recursos naturales no renovables latinoamericanos que China necesita para su maquinaria económica. Sin embargo, nuestro país no cuenta hoy con los volúmenes de recursos naturales que Venezuela, Chile, Brasil, Perú o Cuba están logrando poner a disposición del gigante asiático. Pensando en un nicho de servicios competitivo, es útil retomar lecciones que nos han dejado terceros tras experiencias de apertura comercial. Me refiero a varios de los sectores manufactureros italianos. Con ellos compartimos el temperamento latino, ingobernable, jocoso y creativo. Es ahí, en la creatividad engalanada en su caso por el buen gusto en el diseño, donde Italia ha encontrado un nicho competitivo mundialmente. Es indudable que en Latinoamérica, y en Colombia en especial, derrochamos ingenio, pasión y creatividad. De allí que, ante el desafío que representa enfrentarnos comercialmente al ‘gran milagro económico’, debemos organizar de manera rentable nuestra creatividad como uno de los nichos de oportunidad exportadora. El ingenio es un valor que la manufactura china requiere hoy para hacerse más innovadora y competitiva. Usemos la fuerza de nuestro competidor y apalanquémonos en ella para fortalecernos mutuamente en los mercados globales. *Columna de la Fundación Buen GobiernoJuan Emilio Posada*Consultor Internacional

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