¿Qué cambió 10 años después de la crisis?
Como estrategia de supervivencia, durante la crisis nos aliamos con constructores para gerenciar y promover los proyectos.
Hoy volvimos al modelo de responsabilizarnos de toda la cadena productiva, incluyendo las posventas. Ya podemos entregar tiempo, lo que el comprador vió y superar las expectativas de la familia o informar de cualquier imprevisto. Nuevamente podemos responder por cualquier defecto constructivo o devolverle su dinero a quien no quedó satisfecho.
Hoy las alianzas se hacen con los propietarios de las tierras o con quienes nos aportan las casas que se derriban para aprovechar los lotes.
¿Cómo se están pagando todas las viviendas que se venden?
De contado. Por cada 300 apartamentos vendidos, unos 15 toman crédito. Las familias de estrato medio invierten entre 130 y 140 millones y prefieren apretarse el cinturón durante los 2 ó 3 años pagando la mayor cantidad de cuota inicial posible, de tal forma que luego no deban tomar créditos.
¿Por qué está tan caro el metro cuadrado?
Porque hay una presión enorme por demanda de suelo con normas lo que lo encarece, los materiales y la mano de obra también han subido tremendamente.
Aunque los créditos han subido un poco siguen siendo bajos y eso ayuda a hacer sostenible el negocio. No creo que las tasas suban en el corto plazo pero con las ventas a los estratos altos nos está yendo muy bien.
¿Cómo está el mercado de las oficinas?
Bien. Al reactivarse la economía y después de 10 años de no tener proyectos de oficinas las ventas van muy bien.
La tendencia mundial para hacer sostenibles los conjuntos es hacerlos mixtos (para asegurar el flujo de público) pero con ingresos independientes para que no se invada la privacidad de los residentes.
En los complejos es claro que las oficinas son los últimos bienes en venderse.
¿Es buen negocio comprar en las afueras de Bogotá?
Es otra forma de buscar calidad de vida. En los conjuntos campestres los niños pueden volver a jugar con seguridad en las calles (como lo hacíamos nosotros), hay aire puro y la mayoría de colegios están a una hora en la ruta.
La ventaja es que con el avance de las comunicaciones y el internet muchos profesionales como publicistas, abogados, escritores y médicos ya no necesitan desplazarse a ninguna oficina ni cumplir horarios; de hecho muchas cosas las hacen desde su casa y apenas se reúnen una vez a la semana.
El otro factor es que los centros productivos no están solo en Bogotá ni en las grandes ciudades. En Chía y Cajicá, por ejemplo, están establecidos los exportadores de flores y en la salida de la 80 (Siberia) están los grandes centros de acopio.
¿Qué negocios vienen?
En el portal de TransMilenio de Usme, en los alrededores de la antigua Ladrillera Santafé, tenemos 4.500 viviendas sociales por desarrollar y estamos levantando el centro comercial Altavista -para marcas más populares donde Almacenes Éxito ya está funcionando.
Puerta Grande es un complejo de comercio, bodegas y oficinas cerca a San Andresito de San José, en Bogotá, que vale unos 70.000 millones de pesos. En la Autopista Sur, estamos haciendo un complejo comercial basado en Makro. En la Avenida ElDorado estamos con 16.000 metros cuadrados de oficinas y locales.