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Finanzas

29 abr 2006 - 5:00 a. m.

¿Vivir o trabajar?, he ahí el dilema

Por lo menos una vez a la semana, María Clara se levanta dándole vueltas al conflicto que tiene hace unos dos años en su cabeza. Aunque su cargo directivo en el departamento de mercadeo le gusta mucho, se siente cansada y un poco desmotivada porque ya no le queda tiempo para disfrutar de sus dos hijos de 5 y 2 años.

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Ha pensado muchas cosas: cambiar de trabajo, pero ahí acaba de ascender y tiene futuro; buscar uno de medio tiempo, pero de esos ya no hay; o retirarse pero definitivamente trabajar le gusta, se siente bien, y, además, el dinero que gana actualmente ayuda a pagar la cuota del apartamento nuevo que compraron con su esposo.Corre mucho cuadrando que su mamá o su hermana vayan a la presentación de su hijo o a la clase de natación. Gracias a Javier, un mensajero, puede hacer el mercado o recoger la ropa de la lavandería o comprar el regalo para su papá. Gasta tiempo y energía solucionando estas cosas pero como dice, “son gajes del oficio”. Pero al tiempo le angustia pensar que por querer estar haciendo ella misma esas actividades cotidianas y domésticas, no se concentra del todo en el trabajo.“Lo peor es cuando me ponen una reunión a las 7 de la mañana, lo que implica que no puedo arreglar a mi hijo para el jardín, pienso con rabia si mi jefe nunca tuvo hijos y llego de mal genio a la reunión y sin propuestas”, dice.A Gabriel Felipe, abogado, le pasa algo parecido. “Mis amigos del colegio se reúnen cada dos meses, y ya ni me invitan porque nunca he podido llegar. Cuando están juntos me llaman a molestarme y me dicen cosas como 'con tanta trabajadera ya lo irán a nombrar presidente', o 'y sus hijos sí lo reconocen cuando va por la casa', y yo en la oficina con ganas de estar allá”.Ambos, en ocasiones, se preguntan: ¿vale la pena matarse tanto en el trabajo si me pierdo cosas ricas o a cambio de qué? Es la disyuntiva de millones de trabajadores en todo el mundo: ¿vivir o trabajar?Pero una no atenta contra la otra, lo que hay que buscar es el equilibrio.CAMBIÓ EL ENTORNOLa conciliación de la vida familiar y laboral es un tema del que se habla hace cerca de 20 años de manera informal en las reuniones de amigos, en las peleas de las parejas, en los consultorios de los sicólogos y en las oficinas de recursos humanos y gerencias de las empresas. Teorías van y vienen. Lo cierto es que cada vez es mayor la percepción de un malestar que va creciendo y que se maneja dentro de la vida privada, pero que sin duda está repercutiendo en otros ámbitos como el social y el laboral.Este desequilibrio en entre la vida personal y familiar con la profesional sin duda tiene mucho que ver con el estrés, con el incremento de enfermedades siquiátricas como la depresión y la ansiedad, y de otras como la gastritis y el colon irritable. También con el creciente número de divorcios, con el fracaso escolar de los hijos, etc.La española María Gloria Llaster, fundadora y directora de Optimiza, primera empresa europea dedicada a la conciliación empresa-persona, se ha dedicado a estudiar el tema y a proponer alternativas. Ella vendrá en mayo como conferencista del foro ‘Work & life, balance entre trabajo y vida personal’ que organiza Human Capital Consulting.Para ella, esta insatisfacción se debe a que ha cambiado el entorno social de las personas y el de las empresas. La globalización del mundo económico ha hecho que cada vez haya más competitividad porque los mercados se abren, las empresas acceden a la misma tecnología e información, producen casi los mismos servicios y productos, y comparten el mismo mercado. Entonces, para innovar y diferenciarse, lo único con que cuentan es con el recurso humano, que es capaz de diseñar nuevas cosas, agregar contenidos a los productos y servicios, y dar mejor trato a los clientes. De ahí que las empresas necesitan un alto nivel de entrega en el ámbito profesional, explica la especialista desde España.Esas exigencias originan en muchos niveles de la empresa el trabajo extra, ir a la oficina los fines de semana o posponer las vacaciones una y otra vez.Al mismo tiempo, la familia ya no es la misma de hace unas décadas. La mujer está más inmersa en el campo laboral, no necesariamente se vive cerca o en la misma ciudad de los padres y familiares, y cada vez hay más familias monoparentales. Todo esto hace más difícil la solución de los problemas domésticos.Así, “los intereses de la empresa han evolucionado en contraposición a los intereses personales, donde cada vez valoras más el tiempo libre y de ocio, el querer disfrutar de lo que has logrado. Por eso hay que rehacer las cosas en un trabajo conjunto entre compañías y personal, hay que adaptar los modelos de gestión”, agrega.BAJA PRODUCTIVIDADComo están las cosas, el estrés del empleado genera un impacto grande en la organización. “Se reciente su salud, vienen las licencias, las incapacidades y el ausentismo laboral. Eso genera costos y gastos y todo repercute en la productividad y competitividad de la empresa. Tampoco es productivo tener personal desmotivado e insatisfecho porque se produce el fraude interno: está presente en el trabajo pero no trabajando porque está cansando o preocupado por cosas personales”, señala la experta. Entonces la idea es conciliar, porque entre más cómodos estén los empleados más productivos serán y si ellos producen bien, a la empresa le va bien. “Hay que pensar en mejorar la calidad de vida de los empleados, así también se beneficia la empresa. Esto también da reputación corporativa, es bueno que los empleados hablen bien de la compañía”, dice Llatser. PROGRAMASPor eso cada vez es más frecuente oír hablar de temas como flexibilidad laboral o desarrollo de personal, temas, hay que decirlo, que aún son poco aplicados en el país y corresponden más a empresas multinacionales.La flexibilidad laboral es la posibilidad de disponer del horario (entrar y salir a tal hora, ir a la oficina determinadas horas), tener períodos sabáticos o licencias de maternidad más extensas de lo estipulado por ley, poder trabajar desde casa, compartir el puesto de trabajo o incluso intercambiarlo, poder escoger las vacaciones según necesidades, etc. Lo importante es cumplir con las labores asignadas.También está el punto de facilitar todas las herramientas tecnológicas y logísticas para realizar el trabajo. Así mismo, disponer de planes de recreación y educación para ellos y sus familiares. Y lógicamente, una retribución que le permita vivir cómodamente. Mamá, esposa y profesional, pura organización Vivir para trabajar o trabajar para vivir. El equilibrio no es fácil, especialmente para las mujeres, quienes -no es una novedad- aún llevan la principal carga del trabajo de la casa y de la crianza de los hijos. Esto genera un gran conflicto y muchos sentimientos de culpa frente a sus hijos por dejarlos solos o no estar presentes en momentos importantes. “En cuanto a los hijos hay que determinar qué cosas se pueden delegar y cuáles no, dice la sicóloga Sylvia Afanador. Por ejemplo, acompañarlo al médico o a la presentación del colegio, es muy importante para ellos. Se puede delegar la compra de unos útiles para la tarea pero no ir a la entrega de informes”. Otros consejos de la profesional son: - Ser muy estrictos en los horarios y hacerlos respetar lo máximo posible (con los hijos, con la pareja y en la oficina). - Identifique esos momentos para compartir y hágalos valer (acostarlos o arreglarlos en la mañana o desayunar juntos) sin que interfiera el teléfono o la televisión. - Estar pendiente de sus cosas y no olvidar lo importante: la autorización para ir a la casa de un amigo, el disfraz para la presentación, qué paso con el examen difícil, la competencia deportiva, etc. - Involucre y apóyese en su pareja (que él los recoja, que ayude con una tarea si usted no ha llegado). - No puede hacerlo todo, corre el riesgo de ‘fundirse’. Que el tiempo no se le convierta en un enemigo Que el tiempo no alcanza es un mito, según el sicólogo argentino Eduardo Press, consultor organizacional, que participará en el foro ‘Work & life, balance entre trabajo y vida personal’ que organiza Human Capital Consulting. “Normalmente la gente se propone hacer más cosas de las que en realidad puede hacer y lo hace porque pertenece a la cultura actual de ‘cada vez más en menos tiempo’. Por eso el tiempo nos control y lo que hay que hacer es administrarlo para disfrutar de otras cosas y dejar de vivir en un estado acelerado”, dice Press. Para ello, lo primordial -y que parece muy obvio pero poco practicado- es aprender a diferenciar lo importante de lo urgente. Lo importante es aquello que permite alcanzar las metas, establecer estrategias, determinar lo esencial. Lo urgente, es lo que no da espera. “Normalmente estamos haciendo lo urgente. Ahí viene lo segundo: saber delegar, especialmente lo urgente”, dice. Otro punto para manejar el tiempo y no tener que estar siempre trabajando es organizar cada día según una lista de prioridades, la cual debe ser real, no sobreestimada. Desviar el teléfono o poner un cartel de no molestar puede ser últil para concentrarse en lo importante. Si organiza reuniones, lleve una agenda -para cumplir- y no alargarla. Y planifique conjuntamente su vida personal y profesional, éstas no pueden ir por separadas, porque forman parte de una misma cosa: su proyecto de vida. PRESENCIA ESTRATEGIA. Tal vez no pueda pasar mucho tiempo con sus hijos y pareja, pero lo primordial es que comparta lo importante. No se convierta en una mamá que organiza todo muy bien logísticamente, pero descuida la parte afectiva, su capacidad para ponerse en el lugar del otro y entender sus necesidades. Tienda redes de apoyo (familiares, colaboradores, amigos) para que le ayuden, pero no la suplan.PROGRAMASIDEAS. - Fomentar el apoyo, el desarrollo profesional y personal, con estudio, seminarios, talleres, no sólo en función del trabajo, también para mejorar su calidad de vida.- Ofrecer servicios que ayuden a la conciliación: salud, parqueaderos, transporte, guardería, gimnasio, etc.- La comunicación interna favorece el clima organizacional, genera confianza y unifica conceptos y expectativas. También permite conocer las necesidades de los trabajadores y construir soluciones conjuntas.- Desarrollar las habilidades personales y permitirles ser más polivalentes.

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