Los resultados de la primera vuelta, fueron muy favorables a Iván Duque al menos por tres razones. La más evidente, reside en la votación histórica para una primera vuelta, que le permite tener una base firme de cara al 17 de junio. Consiguió un número de votos cercano al de Juan Manuel Santos en la segunda vuelta, hace cuatro años.
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De no ocurrir nada extraordinario, a Duque le bastará sumar algunos segmentos de votos, para llegar a la presidencia. También tiene la enorme ventaja de que seguramente la mayoría de votos de German Vargas Lleras le será depositado (una cifra cercana al millón y medio), algo que parece muy probable. Aunque los votos no sean endosables, sería muy extraño que los votantes de Cambio Radical se inclinen por Gustavo Petro. Y tercero, lo que probablemente sea la ventaja más contundente: Sergio Fajardo no consiguió llegar a la segunda vuelta. De haber sucedido esto, la estrategia de Iván Duque se hubiese replanteado totalmente, pues la segunda vuelta más cómoda para el Centro Democrático es con la Colombia Humana de Petro. El susto en la campaña del Centro Democrático al ver en el conteo del domingo, el ascenso inesperado de Fajardo no debió ser menor. La última encuesta de Guarumo-EcoAnalíticaMedición y Conceptos Económicos lo ubicaba con casi ocho puntos por debajo del resultado final.
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Ahora bien, aunque este panorama le es favorable, Duque deberá trabajar para que nada extraordinario altere el curso de la opinión y Petro obtenga el voto de los indecisos, decepcionados del gobierno Uribe, seguidores de Fajardo, y en general el voto de jóvenes que ven en Duque, un símbolo del establecimiento neoliberal colombiano.
Lo primero que seguramente buscará, es asegurar el casi millón y medio de votos de Cambio Radical, por lo que una adhesión de Vargas Lleras es de suma relevancia. Aunque como político parezca devaluado, el ex vicepresidente tiene suficiente peso como para inclinar aún más la balanza hacia Duque. En segundo término, Duque deberá conquistar el voto de opinión que, aunque optó por Humberto De la Calle y Fajardo, le teme a un eventual gobierno de Petro por el radicalismo del discurso. Para esto, será clave activar la narrativa demagógica sobre los temores hacia el castrochavismo y el populismo, discurso que tantos réditos le ha significado al uribismo. Hasta el momento, Duque no había hecho mucho uso de tal estrategia. pues era ideal dejar llegar a Petro a la segunda vuelta. Aclarado el panorama, la retórica antichavista estará a la orden del día. Paradójicamente, se trata de una estrategia tan populista como la que Duque denuncia en Petro. Y el reto más complejo para el candidato del Centro Democrático está en Bogotá, donde el pobre desempeño electoral del domingo, aparece como su principal revés de la jornada.
La capital se ha convertido en bastión de la izquierda y del anti-uribismo en las últimas décadas. En 2011 en las elecciones a la alcaldía, que enfrentaron a Enrique Peñalosa con Samuel Moreno, el apoyo de Uribe al primero con megáfono en mano, pareció restarle votos de forma definitiva. En esta elección de nuevo, la capital mostró su favorabilidad hacia el voto de opinión, y el rechazo a los extremos. El gran desafío de Iván Duque, consistirá en conquistar el voto de criterio e independiente, mostrándose como un candidato de consensos, moderado y aunque influenciado por Uribe, con suficiente autonomía para gobernar. Así pues, Bogotá será escenario de una viva disputa entre dos discursos irreconciliables.
Mauricio Jaramillo Jassir
Profesor principal Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad del Rosario