El nuevo ministro de Hacienda ha adoptado una estrategia en la que todo vale para mejorar las finanzas del gobierno, en medio de temores de que la depreciación que sufrieron en agosto los activos de Turquía y Argentina se conviertan en una crisis más amplia en los mercados emergentes.
(Lea: Economía colombiana: entre lo cíclico y lo estructural)
Alberto Carrasquilla, quien asumió el cargo el 7 de agosto junto con el presidente Ivan Duque, pronto se dispuso a tratar de convencer a los legisladores de la necesidad de medidas fiscales impopulares para ayudar a mantener al gobierno dentro de los límites de déficit establecidos en la ley de responsabilidad fiscal.
(Lea: 'Reforma tributaria está casi destilada': Minhacienda)
En diciembre pasado, Colombia sufrió la primera rebaja de calificación crediticia en 15 años. En la oportunidad, S&P Global Ratings atribuyó la medida a la debilidad económica y la dificultad de reducir gradualmente los déficits del gobierno central.
(Lea: Minhacienda destapó las cartas y planes fiscales del nuevo Gobierno)
Para infundir un sentido de urgencia en el Congreso, y en la nación en general, Carrasquilla ha prescindido del tradicional lenguaje rígido de la reforma fiscal optando más por una fraseología que busca atraer la atención.
Considera que Colombia enfrenta "enormes dificultades", desafíos que son "monumentales" mientras atraviesa por una situación fiscal "muy complicada". "Parte de ser tan activo y promover ese tipo de un mensaje incendiario es porque necesita vender la reforma fiscal", señalo Sergio Olarte, economista de BTG Pactual Colombia.
"Es una estrategia de negociación". Al mismo tiempo que Carrasquilla utiliza un lenguaje difícil para una audiencia local, les ha dicho a los inversionistas extranjeros lo que quieren escuchar: que la nación andina cumplirá sus compromisos fiscales, que la regla de sostenibilidad fiscal es "inmodificable". Bajo la regla, el déficit debe reducirse a 2,4 por ciento del producto interno bruto en 2019, desde el 3,1 por ciento este año.
El peso colombiano cayó un 3,3 por ciento la semana pasada, el peor desempeño a nivel mundial después del peso argentino y la lira turca. Morgan Stanley dijo en una nota que la reciente debilidad de la moneda podría deberse a las preocupaciones de que Colombia sea el próximo país de los mercados emergentes en verse presionado debido a sus desequilibrios externos.
El déficit en cuenta corriente fue del 3,6 por ciento del producto interno bruto en el primer semestre del año, mayor de lo que el banco central considera deseable.
Carrasquilla, quien fue ministro de Hacienda bajo la presidencia de Álvaro Uribe, ha dicho que los impuestos a las empresas son demasiado altos y afectan el crecimiento.
En cambio, sostiene que una reforma justa debería involucrar un aumento del número de personas que pagan el impuesto a la renta y ampliar los bienes y servicios sujetos al impuesto al valor agregado con devoluciones y exenciones para los pobres.
Cualesquiera que sean los detalles, la posición fiscal de Colombia exige que el proyecto de ley sea neto positivo en términos de ingresos fiscales, dijo Juan Pablo Espinosa, economista jefe de Bancolombia.