Varias empresas estadounidenses anunciaron mejoras salariales y el pago de bonos a sus trabajadores tras la entrada en vigor de la reforma fiscal del gobierno de Donald Trump. Disney pagará bonos por 1.000 dólares a sus 125.000 empleados en Estados Unidos y lanzará un programa interno de educación. JPMorgan Chase invertirá 20.000 millones de dólares en su planta de personal, aumentará salarios y creará 4.000 empleos. Walmart aumentará el salario mínimo para sus trabajadores en Estados Unidos de 9 a 11 dólares por hora. Todas estas empresas citan la reforma fiscal, que redujo los impuestos corporativos de 35% a 21%, como la principal razón de sus decisiones.
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Surge entonces la pregunta de si, en un escenario hipotético y guardadas las proporciones, una reducción de carga tributaria para las empresas podría tener efectos similares en el mercado laboral colombiano. Según los empresarios, una tributación menor para las empresas les abriría más posibilidades de creación de empleos, mientras que algunos sectores académicos aseguran que el efecto sería una ampliación de la brecha entre los más ricos y los más pobres.
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Bruce MacMaster, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi) dijo a Portafolio.co que la agremiación cree en un sistema tributario colombiano competitivo internacionalmente, capaz de promover la inversión productiva, que ayude a generar empleo y a conseguir un crecimiento sostenido de la economía.
“Para el desarrollo de las empresas y de quienes se benefician de su interacción con ellas, se debe reducir la alta carga tributaria. Según el Doing Business del Banco Mundial de 2017, en pago de impuestos Colombia retrocedió 6 puestos en el último año, ocupando el 139 entre 190 países. El informe señala una tasa efectiva de tributación en Colombia del 69,8%, frente a un promedio de 46,3% en América Latina y 40,9% en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)”, explicó MacMaster.
El líder gremial fue claro al expresar que deben implementarse ajustes tributarios que atiendan las necesidades básicas, sin dejar de lado el equilibrio fiscal de la nación y con austeridad en el gasto, pero al mismo tiempo promoviendo la inversión productiva y el mejoramiento de la competitividad internacional, lo que derivaría en un impulso a la generación de empleo formal.
Así mismo, para Guillermo Botero, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), los empleadores podrían mejorar sus niveles de contratación.
“Obviamente que si uno tiene una situación tributaria mucho más aliviada, es muy posible que uno, no solo esté dispuesto a mejorar las condiciones de sus trabajadores, sino también a contratar más trabajadores, porque hay un mayor espacio de maniobra. Eso en una medida u otra también es un alivio a la carga de los trabajadores actuales, a través de los precios de los productos y los servicios que hacen y que prestan las empresas”, indicó Botero.
Pero así como en Estados Unidos hay sectores que apoyan la reforma de Trump, quienes coinciden en que la reducción de los impuestos podría conducir a un incremento preocupante del déficit del gobierno, mientras se benefician los más ricos, en Colombia también hay quienes opinan diferente y ven en una reducción de la carga tributaria de las empresas un riesgo potencial mayor a los posibles beneficios.
En diálogo con Portafolio.co, Mario Alejandro Valencia, director del Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo), aseguró que disminuir los impuestos a las grandes empresas no sólo significaría un recaudo significativamente menor para la Nación por vía tributación, sino que también haría más profunda la brecha económica y social en el país.
“Bajar la tarifa de renta corporativa no creará posibilidad de aumentar los salarios, pero sí de aumentar la desigualdad. Por una parte porque profundizará la concentración del ingreso. En Colombia el 30% más rico tiene ingresos 13 veces mayores al 30% más pobre. Por otra parte debilitará al Estado y lo dejará con menos posibilidad de dotar al país con bienes públicos para que pueda acceder toda la población, no solo quienes pueden pagar, por ejemplo, educación y salud de calidad”, aseguró Valencia.
Cabe recordar que de acuerdo con la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), en 2017 el recaudo bruto de impuestos llegó a 136,5 billones de pesos, teniendo como uno de sus protagonistas al recaudo por impuesto de renta y complementarios, que en los últimos 12 meses aumentó 39,8%, al pasar de 10,9 billones de pesos en 2016 a 15,2 billones en 2017. Recursos importantes para las cuentas de la Nación.
En materia salarial, empresarios y académicos coinciden en una cosa: los impuestos no definen de manera directa la remuneración de un trabajador.
Según MacMaster, desde el punto de vista macroeconómico “el incremento del salario mínimo depende más de la inflación y de la productividad en el trabajo, que de los impuestos o cargas tributarias a las Empresas. Colombia está expuesta a la competencia internacional, la que involucra la organización en el trabajo y los costos que de dicha organización se desprenden. En ello debemos seguir modelos aplicables en otros países de similar nivel de desarrollo que el nuestro. En lo micro, con seguridad se podrían aumentar más los salarios mínimos en las Empresas, en función de sus resultados, su tamaño, del sector económico en el que participen, de si producen bienes expuestos al mercado externo, etc”.
Desde el punto de vista de Valencia, también es clara esta realidad. “Los salarios no son un aspecto que depende del impuesto a la renta sino de la productividad, que aumenta en la medida en que el país tenga más capacidad de crear riqueza con valor agregado”, señaló.
Economías diferentes requieren de medidas diferentes, hechas a medida dependiendo de cada caso, eso es claro. Lo que sí se puede hacer es tener en cuenta la experiencia internacional para ver que puede y que no puede aplicarse al caso colombiano, sin olvidar los objetivos que como economía y como país se tienen a mediano y largo plazo.
Julián Calderón H.
julcal@eltiempo.com