El 2017 será recordado como uno de los años de mayor coyuntura para la infraestructura de Colombia, sobre todo porque fue el tiempo que tomó el país para pasar la página de la corrupción en este sector.
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Y es que solo hasta noviembre se logró que el escándalo de sobornos de la firma brasileña Odebrecht saliera de los dos megacontratos que tenía: la Ruta del Sol 2 y la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena.
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En el primer caso, el Confis aprobó el traslado de $330.000 millones al Invías para que reactive las licitaciones en enero próximo. Mientras que, en el segundo, sigue pendiente el aval del Gobierno para abrir la nueva concesión.
Sin embargo, entre enero y noviembre algunas de las 4G lograron adelantar trámites prediales y ambientales, mientras esperaban llegar a acuerdos con bancos y financiadores, los cuales frenaron su interés en dicho programa por el mismo escándalo de Odebrecht.
Con el fin de combatir dicho abstencionismo, se aprobó la reforma a la ley de contratación pública y de infraestructura. En dicha ley se consignaron garantías a terceros de buena fe, en caso de que los megacontratos se terminen anticipadamente.