“Si hace un año la batalla era contra el descontento, este año es contra las inequidades de la reactivación”, así lo afirmó el director de Portafolio, Francisco Miranda Hamburger, durante la entrega de los Premio Portafolio 2020.
(‘En momentos difíciles se reconocen los líderes’).
El directivo llamó la atención sobre lo que llamó “el complejo perfil que está tomando esta recuperación”. Y dijo que “no solo en Colombia sino en muchas partes del mundo, primero las cuarentenas y luego la reactivación, han desnudado profundas inequidades y desigualdades estructurales”. “El ritmo en que nuestra sociedad y nuestra economía está saliendo del hueco no es el mismo para todos. Es desigual para hogares, para empresas, para sectores y para regiones. El desempleo, secuela gravísima de la pandemia para Colombia, está golpeando más a las mujeres que a los hombres. Las empresas grandes han podido aguantar mejor que las medianas, pequeñas y micro”.
(El cuadro de honor de los Premios Portafolio 2020).
Para Miranda, los confinamientos exacerbaron un abanico de inequidades: de conectividad, de ingresos, de condiciones habitacionales, de teletrabajabilidad, de alfabetización digital y financiera. La llamada ‘nueva normalidad’ es casi como la tradicional normalidad para unos cuantos y constituye un infierno de inseguridad sicológica, incertidumbre financiera y deterioro social para la mayoría.
Sustentando sus afirmaciones resaltó los impactos estimados de esta crisis en una variable: “los niveles de pobreza. Colombia cerró 2019 con un índice de pobreza monetaria del 35,7%. Las estimaciones de expertos calculan que en 2020, en el mejor de los escenarios, la población pobre superaría el 40% y, en el peor, llegaría a casi la mitad. Más de una década de progreso social borrada de un plumazo”.
Por esta razón resaltó que la tentación es medir el éxito de la reactivación desde sectores, empresas y hogares con mejor respuesta, adaptación y condiciones de rebote. Es decir, el vagón de primera clase.
“Mi invitación sería a convertir el vagón de cola en ese parámetro integral para construir una recuperación con equidad, esto es, con empleos, con enfoque de género, con balance regional y con sesgo a favor de los más vulnerables”.
Miranda preguntó si hoy cuando se ven amenazados grandes logros sociales, el rol del sector privado y del empresariado debe transformarse drásticamente.
“La respuesta es no. Si algo ha demostrado la pandemia ha sido la capacidad de resiliencia del espíritu empresarial del país. Pero resiliencia no es sinónimo de invulnerabilidad”, dijo.
“Si algo ha confirmado el choque brutal de la pandemia ha sido el hecho indiscutible de que serán la robustez y la vitalidad de las empresas las que determinarán la solidez de la recuperación económica. Por esa razón la mayoría del plan de reactivación del Gobierno Nacional será financiado y sostenido por los recursos del sector privado”, añadió.
“Si algo ha resaltado la actual crisis económica que atravesamos ha sido la fortuna de contar con un Estado con la capacidad técnica y tecnocrática para no caer en la tentación del populismo y en el fugaz encanto de las medidas populares”, afirmó, al tiempo que agregó que “sería un craso error asumir que la resiliencia empresarial, la vitalidad del sector privado y la solidez técnica del Estado no requieren protección y cuidado”.
“El sector privado debe continuar la reflexión que despertaron las protestas del año pasado y acompañarla del cómo diseñar una ‘nueva normalidad’ más equitativa”, puntualizó.