En medio de la peor crisis económica de la historia, Colombia tiene espacio para el optimismo. Esta apreciación está respaldada en los principales indicadores de la economía que, aunque en su mayoría siguen siendo negativos (PIB, desempleo, industria, comercio, exportaciones, consumo, ingresos, confianza, balances de empresas, inversión extranjera y las cuentas fiscales, entre otras), las expectativas de recuperación son positivas, aunque este año no alcancen a llegar a niveles similares a los que el país tenía antes de la pandemia.
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Sin embargo, buena parte de las cifras han comenzado a mejorar, como lo señalan los siguientes resultados: El Índice de Seguimiento a la Economía (ISE) revelado por el Dane, muestra una tendencia hacia la recuperación, a pesar de que en julio pasado redujo su ritmo frente a un mes atrás.
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Por su parte, el Producto Interno Bruto (PIB) ha arrojado señales similares: cayó 15,7% en el segundo trimestre y acumuló una cifra negativa de 7,2% en la primera mitad del año. Sin embargo, la expectativa del tercer trimestre es que se ubique por debajo del periodo anterior. Es más, el Gobierno estima que al cierre del 2020 la caída se ubicará en 5,5%.
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Entre tanto, los estimativos de los diferentes centros de estudios para el cierre del año están muy por debajo de esta cifra
Prónosticos de Crecimiento de la Economía en Colombia
El Plan de Reactivación ‘Compromiso por Colombia’, anunciado por el presidente Iván Duque el pasado 20 de julio en la instalación de un nuevo periodo de sesiones del Congreso de la República, es uno de los factores que alimentan el optimismo. La inversión pública y privada prevista suma 109 billones de pesos y la meta es generar un millón de empleos en un plazo de 10 años. Ahora, este plan fue ampliado a 170 billones y 1,7 millones de empleos.
Las expectativas favorables vienen de diferentes sectores. De acuerdo con las cifras del Dane, el sector inmobiliario lideró el crecimiento del segundo trimestre al registrar una cifra positiva de 2%, seguido de la dinámica de las actividades financieras y de seguros que crecieron 1%.
La producción agropecuaria completa la lista de los sectores que se mantienen con números en negro, aunque su comportamiento en el trimestre abril-junio apenas fue de 0,1%.
Las cifras de confianza del consumidor que, de acuerdo con la encuesta mensual de Fedesarrollo, en abril mostraban una caída del 41,3%, mientras que en agosto pasado se ubicó en -25,4 por ciento.
Y hay más señales de reactivación, algunas más dinámicas que otras. Por ejemplo, la producción industrial cayó 8,5% en julio, mientras que en junio había descendido 9,9%, en mayo 26,2% y en abril el desplome fue de 35,8%. Por su parte, las ventas del comercio registraron una caída del 42,9% en abril, 26,8% en mayo, en junio bajaron 14,2% y en julio se ubicaron en -12,4% . En junio la cartera del sector financiero creció 7,5% impulsada por el crédito comercial (9%).
De la misma manera, la actividad edificadora sigue dando señales positivas. Según Camacol, en agosto pasado las comercialización de vivienda creció 12% respecto a julio. “Estamos llegando casi a los niveles de ventas precovid”, dijo a Portafolio la presidente del gremio, Sandra Forero.
En la misma dirección, la obras de infraestructura retomaron sus frentes de trabajo desde mediados de mayo, permitiendo la finalización de algunos proyectos que estaban avanzados, pero que sintieron la parálisis ordenada entre los últimos 10 días de marzo y mediados de mayo. Igualmente, el sector financiero mantiene su solidez, especialmente la actividad bancaria, que junto con la producción rural, hacen parte de los sectores que conservan cifras en positivo.
En general, las perspectivas para la segunda mitad del 2020 son más optimistas en comparación con las que percibían las empresas y los consumidores en el periodo enero-junio.
Además de las señales de reactivación de los últimos meses, hay factores que indican que el remate de año puede ser mejor, si no se registra un rebrote de la covid-19 que obligue al regreso a cuarentenas obligatorias.
Varios de los sectores más afectados reiniciaron su vida productiva desde el 1 de septiembre, por lo que se prevé una mejoría gradual en la dinámica económica. Entre ellos figuran el transporte aéreo y terrestre, así como otras actividades de la cadena turística entre las que se destacan hotelería, restaurantes, parques temáticos, algunos eventos de entretenimiento, uso controlado de playas y hasta el fútbol profesional.
El optimismo es aún mayor cuando se analizan las previsiones de mediano plazo. En 2021 la economía volvería a terreno positivo. Todos los pronósticos, incluido el del Gobierno ( ver gráfico) muestran que el año entrante será mejor.