Comfama cuenta con más de 96.000 empleadores, 2.500.000 afiliados y 3.700.000 beneficiarios en Antioquia.
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Fue la primera caja de compensación del país y después de 65 años sigue conectando a empresas y familias. David Escobar, director de Comfama, habló con Portafolio sobre los retos y proyectos que adelantan como empresa y la responsabilidad que tenemos como país de reconocer el progreso social.
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Uno de los pilares de Comfama es la clase media ¿cómo la definen?
Nosotros decimos que los países son tan ricos, tan creativos, tan emprendedores como lo es su clase media, no hay nada más importante para un país y la clave está en la mentalidad. Es saber que todos los días hay que estudiar para aprender, saber que hay que ahorrar para lograr las cosas, que es importante viajar para conocer el mundo y conectarnos con gente distinta, la definimos como esa gente que se hace cargo de su propia vida. Las cajas ayudan, pero no somos asistencialistas sino promotores del desarrollo familiar.
Es una caja familiar y las familias ya no son las mismas ¿cómo beneficiarlas cuando todo es diferente?
La familia del año 54 era una, la familia tradicional de papá, mamá e hijos, desconocíamos otro tipo de familia. Hoy decimos familias si usted vive solo o con su perro, eso es una familia y debemos adaptarnos a todo tipo de cambios.
Por ejemplo, ya no es el mismo esquema de estudiar, trabajar y retirarse, ahora es toda la vida estudie, piense que va a tener un montón de trabajos distintos, va a ser emprendedor, consultor, profesor, empleado, etc, y nunca va a parar de aprender, no existe el concepto de retiro, en Comfama decimos que uno no se retira sino una vez, al final.
¿Qué sería prioritario para enfrentar estos cambios?
Prioridades de Comfama para los siguientes 100 años son la educación técnica, la cultura y la ruralidad. Vamos a arrancar una red de colegios para la clase media colombiana, en principio para la clase media antioqueña, con metodologías innovadoras, con inglés y con alto componente tecnológico.
¿En qué proyectos nuevos están trabajando?
Tenemos un proyecto de conexiones agroempresariales con el que, pegados de las grandes empresas que consumen productos del agro, acompañamos a productores en la asistencia técnica, en crédito y en información para que tengamos unos agroempresarios, pequeños y medianos, que puedan proveer los mercados de la región.
Estamos desarrollando unos programas de vivienda para la clase media, vivienda de interés social que genere calidad de vida. Ya tenemos en marcha el modelo piloto en Apartadó, Jardines Comfama.
Lanzamos una alianza con Holberton, la empresa basada en San Francisco, en desarrollo de software. Somos socios del 50% de Holberton Antioquia, para formar en desarrollo de software, y así vamos a empezar a hacer en cada uno de los sectores económicos más relevantes para el futuro.
Nos metimos al emprendimiento con focos, uno la formalización, dos las empresas culturales y creativas, y tenemos dos proyectos con eso, La Bodega y El Pauer con la Alcaldía de Medellín y con Ruta N, en el Perpetuo Socorro.
¿Esa sería una de las estrategias para conectar a los jóvenes con las cajas?
Ese es uno de los desafíos más grandes que tenemos. Nosotros, por ejemplo, ya no hablamos de servicio de empleo, hablamos de conectar talento con oportunidades. Hemos entendido que los jóvenes no quieren un trabajo, buscan conectarse con un sentido para su vida, quieren ser trascendentes, hacer algo útil para los demás.
Lo otro es nuestro programa cultural, solo en el primer semestre atendimos más de 600.000 personas en nuestros eventos culturales, la mayoría jóvenes. El Pauer es un programa que acompaña a los emprendedores del sector cultural y creativo dándoles asistencia técnica, capacitación, conexión con mercados, apoyo y financiamiento, que es una manera de gritar, en el buen sentido, que se puede vivir del arte, de la creatividad con dignidad y generar trabajo de buena calidad.
Su labor es con familias antioqueñas, pero también con las empresas ¿cuál
es su objetivo con estas últimas?
Nosotros estamos tratando de volvernos los grandes animadores del movimiento de capitalismo consciente en Antioquia y creemos que no hay nada más importante para el desarrollo que el capitalismo y la democracia liberal.
Ahora bien, esas empresas se tienen que transformar para acercarse a los jóvenes, entender que el medio ambiente es importante, por ejemplo, y cada vez más tanto inversionistas como clientes ponen su dinero en las empresas que demuestran que tienen un comportamiento ético impecable.
Una empresa tiene que dar rentabilidad, pero ese no es su fin en el mundo, las mejores empresas deben transformar la calidad de vida humana, y nuestra labor es trabajar en pro de esa responsabilidad social. Queremos volvernos promotores de la clase media y del capitalismo consciente.
¿Qué tan determinante es para una empresa tener sentido social?
Las empresas que solo piensan en el dinero se van a acabar o van a estar muy limitadas. En nuestro caso, a Comfama llegaron en el año 2017 unas 3.000 hojas de vida, y en 2018 llegaron 53.000, lo que interpretamos de esto es que la gente está buscando trabajos con propósito, que la gente quiere trabajar en empresas que transformen, y lo mejor de todo es que la tendencia traza el camino y está generando una adaptación de las empresas a esa realidad.
No hay nada más transformador de lo social que las buenas empresas y lo hemos visto en el país.