El Ministerio de Salud dio a conocer los protocolos de bioseguridad que las iglesias deberán cumplir para su reapertura. A través de la resolución 1120 del 3 de julio del 2020, indicó que entre las medias se debe garantizar que los asistentes estén sentados con distanciamiento físico de dos metros, las sillas deben estar ubicadas en zigzag y se les deberá tomar la temperatura a los feligreses al ingreso.
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En lo que tiene que ver con el aforo, se adelantará un plan piloto durante 15 días con un máximo de 50 personas, siempre y cuando se cumplan los dos metros de distanciamiento.
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“Culminado dicho piloto, se realizará otro, también con duración de 15 días en donde se permitirá aforo al 35% con la distancia social de dos metros entre personas sentadas y cumpliendo todas la medidas dispuestas”, explicó Claudia Cuellar, directora (e) de Promoción y Prevención, precisando que el Ministerio de Salud y Protección Social, hará el seguimiento y evaluación de estos planes en municipios no covid-19 o con baja afectación.
Respecto a los recintos religiosos, los responsables del lugar de culto deben informar previamente sobre los horarios y formas de participar en los servicios religiosos y actos litúrgicos.
Asimismo, la idea es que las personas que asistan a las iglesias regresen directamente a sus hogares una vez termine la celebración. Mientras que el personal que apoye la celebración, debe estar capacitado en las medidas generales de bioseguridad y sobre la identificación de signos y síntomas del covid-19.
Las personas al ingreso se deben desinfectar las manos con alcohol glicerinado, como también las suelas de los zapatos. Todos los asistentes deben usar tapabocas con correcta postura y el personal de apoyo además debe usar protección ocular.
También dentro del protocolo, se invita a garantizar la aireación natural o ventilación de los lugares de culto, manteniendo puertas y ventanas abiertas; y por ninguna razón, se debe compartir papelería o documentos de mano a mano.
De igual forma, se debe garantizar la adecuada ventilación del reciento y al final de la ceremonia evitar que se rompa el protocolo de ditanciamiento.