Las remesas son una fuente creciente de ingresos para Colombia, que además generan un impacto importante para familias en muchos rincones del país.
El año pasado sumaron 6.338 millones de dólares, 15% más que en el 2017, y solo en enero de este año aumentaron 8%, a 501 millones de dólares.
(¿Por que la inversión extranjera directa fue la más baja en 8 años?).
Aunque su peso en la economía y en el gasto de las familias no es tanto como en otros países de la región, en los últimos años sí se ha visto un incremento.
Un estudio realizado por investigadores del Banco del la República señala que, mientras que entre 2011 y 2015 las transferencias representaban, en promedio, el 1,1% del PIB colombiano, entre 2016 y 2017 aumentaron a 1,7%.
Incluso, cálculos de este diario tomando los datos más recientes presentados por el Dane la semana pasada, muestran que en el 2018 subieron a 1,9% del PIB.
El documento del Banrepública dice además que, los giros representan el 2,3% del ingreso disponible y el 2,7% del consumo de los hogares en el país.
Justamente, el reporte dice que el 96% de estos giros se destinan a gastos normales y recurrentes del hogar como alimentación, arriendo, servicios, deudas; así como a la manutención de los hijos de quien gira el dinero. El resto se destina a ahorro, mejoras en la vivienda, o alguna inversión.
Y aunque la educación solía considerarse como un destino clave de estos recursos, la investigación arroja que ocupa un lugar secundario, pues prima el consumo.
Alrededor del 70% de los receptores de remesas son mujeres, y más del 50% de los beneficiarios son jefes de hogar, seguidos por los hijos de la persona que está en el exterior (16%).
(Inversión extranjera directa cayó 20,4% en el 2018).
En cuanto a quienes hacen los giros, dice que representan el 5,6% de la población colombiana, dato que se ha mantenido estable en esta década, y son en su mayoría originarios del Valle, Cundinamarca y Costa Atlántica.
Además, advierte la edad promedio en destinos ‘tradicionales’ como Estados Unidos y España ha aumentado y ya se acerca a los 40 años, mientras que la migración más reciente (a Chile y Argentina, por dar un ejemplo) corre por cuenta principalmente de jóvenes solteros.
Entre tanto, el documento señala que la principal motivación por la que los trabajadores colombianos en el exterior envían dinero al país es ‘altruismo’ (ayudar a sus familias), más que por seguridad, inversión, o cualquier otra razón.
Además, lo que más incide en los envíos es el comportamiento de la economía en la cual trabaja el migrante, mucho más que la tasa de cambio.
La investigación del Banrepública señala además que las remesas son contracíclicas, toda vez que, si la economía colombiana se desacelera, el migrante que envía los recursos busca mantener el bienestar de los suyos en el país.
Por otra parte, la investigación menciona el efecto que tienen las remesas en las cuentas del país.
“Las remesas de trabajadores en Colombia se caracterizan por su relativa estabilidad en el tiempo y por contribuir positivamente a la evolución de los ingresos corrientes de la balanza de pagos y, de esta forma, con la atenuación del déficit en cuenta corriente”, dice.
A esto, añade que son incluso una fuente de ingresos que, aunque menor, es más estable que las exportaciones –por mencionar un ejemplo–, pues no depende ni del precio ni de cantidades.
Justamente, los giros equivalen al 15% de las ventas externas y, según el reporte, en el 2017 representaron “1,1 veces las divisas generadas por los viajeros internacionales”.