Cuando se implementa una política durante más de cuatro años, y constantemente fracasa en su intento por producir el resultado deseado, es tentador declararla un fracaso. Los críticos del estímulo económico de Japón declaran exactamente eso, pero están equivocados. La Abeconomía no ha fracasado, y debe ser afirmada, no abandonada.
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Los críticos de la política económica del Primer Ministro Shinzo Abe — que pretende combinar el estímulo monetario y fiscal con reformas económicas estructurales — presentan un argumento sencillo. La Abeconomía comenzó en la primavera de 2013. Se suponía que reavivaría el crecimiento y pondría fin a dos décadas de deflación intermitente.
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Cuatro años más tarde, la medida preferida de inflación del Banco de Japón ha aumentado en un 0.1% si se compara con un año atrás. De ello se desprende, según afirman los críticos, que la medicina aplicada no ha funcionado.
De hecho, ha resultado difícil avivar la inflación en Japón. Desde la crisis financiera, el bajo nivel del indicador ha sido un problema en todas partes, desde EE.UU. hasta la Unión Europea. Pero el simple diagnóstico de fallos omite cuánto ha logrado la Abeconomía, el difícil trasfondo de estos logros, y el hecho de que el estímulo fue mucho menor que lo que sus críticos imaginan.
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El crecimiento, que se sitúa en un 1.2% anualizado, ha estado muy por encima de la tasa subyacente de Japón cada año excepto en 2014. El nivel de desempleo se encuentra en el 2.8%, su nivel mínimo en 22 años, y esa cifra subestima cuán apretado se ha vuelto el mercado laboral de Japón.
Eso sí, cada tienda y restaurante de Tokio parece tener un cartel de ‘puestos vacantes’. Yamato Transport, la compañía de logística más grande del país, está aumentando los precios por primera vez en 27 años, en un intento deliberado por reducir los volúmenes a unnivel que su red puede mejorar. En lugar de recortar costos, los directores ejecutivos pasan su tiempo intentando solucionar cómo contratar y retener personal.
Después de más de dos décadas de mano de obra barata y abundante, las compañías japonesas están encontrando formas de reducir, en lugar de elevar, los precios. Pero esto sólo puede llegar hasta un punto, aunque Japón está preparado para la inflación.
Las dificultades del estímulo también deben sopesarse en el entorno económico mundial. La caída de los precios de los productos básicos en 2014, seguida por la desaceleración de 2015 en los mercados emergentes, que provocó una fuerte apreciación del yen, fueron un ambiente terrible para generar inflación. Sólo tras la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU., y el consiguiente repunte del yen por encima de las 110 unidades dólar, la economía mundial se ha vuelto nuevamente un apoyo.
De todos los obstáculos en el camino al éxito, el peor fue autoinfligido: un aumento del impuesto al consumo del 5% al 8% en 2014. En teoría, la Abeconomía suponía un estímulo fiscal, pero esto sólo ocurrió durante un breve período de tiempo, en 2013.
En los últimos cuatro años, Japón ha endurecido considerablemente la política fiscal. El resultado previsible fue detener el impulso hacia la subida de los precios.
Recientemente, el gobierno Abe se ha dado cuenta de su error y relajó un poco el control fiscal. Deberían seguir haciéndolo, ignorando absurdas y arbitrarias meta fiscales, hasta que finalmente la inflación se recupere.
Con esto, cabe destacar que los fracasos de la política durante los últimos cuatro años han sido a causa de demasiado poca implementación de la Abeconomía, no por su exceso.
Romper la mentalidad deflacionista de Japón para siempre puede tomar varios años más. Los trabajadores se demoran en exigir salarios más altos y los empleadores se muestran reacios a ofrecerlos. Pero eso no significa que el esfuerzo por restaurarla haya fracasado. En su lugar, ha realizado progresos significativos, en un entorno difícil, donde los defensores de la política a menudo no actuaron cuando era necesario.
El premio es la reanimación de la economía japonesa.
Economía
07 may 2017 - 11:50 a. m.
Los silenciosos pero importantes éxitos de la abeconomía
En Japón, a pesar de las dificultades vividas , los precios y el crecimiento son cada vez más firmes.
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