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Economía

22 oct 2018 - 10:20 a. m.

No necesita llegar a la quiebra para acogerse a la ley de insolvencia

Empresas podrían entrar en reorganización en caso de prever una situación que les dificulte cumplir con sus obligaciones, a pesar de no estar en mora.

Jefe

123rf

POR:
Portafolio

El año pasado, según cifras de Confecámaras, unas 150.000 unidades productivas cerraron, tras entrar en quiebra. Por eso, la noticia del rescate de la cadena Spring Step debería ser una muy buena noticia para el empresariado nacional.

La empresa, dedicada a la venta de calzado, entró en un proceso de reorganización gracias a la ley de insolvencia, que la rescató de la bancarrota. Hoy la compañía ha salido a flote.

(Lea: Así fue el rescate de Spring Step). 

Este caso se convierte en un referente para las empresas que buscan alternativas para salir de la crisis, pero no es el único.

Durante 2017, según cifras de la Superintendencia de Sociedades, 414 compañías iniciaron procesos de reorganización empresarial, mientras que 59 salieron de la quiebra definitivamente.

Este año, a corte del 30 de septiembre, 2.452 empresas se han acogido a este mecanismo de salvamento, mientras que 575 han evitado la bancarrota.

A pesar de que el número de procesos terminados aumentó, así como de solicitudes de reorganización, aún las empresas desconocen que existe esta alternativa para evitar la quiebra.

“Cuando una empresa entra en bancarrota es porque no conoce de los mecanismos legales con los que cuenta. Si uno mira las cifras de Confecámaras, el año pasado cerca de 150.000 unidades productivas cerraron, pero solamente unas 414 se acogieron al proceso de reorganización empresarial. Eso nos demuestra que hay un desconocimiento enorme y que la gente cree mucho en los mitos alrededor de estos procesos”, indicó a Portafolio.co Fernando Bustos, director de la firma consultora Bustos & CIA.

Según el experto, uno de los principales mitos que frenan la decisión de las empresas en entrar en estos procesos es que perderán la independencia y el control.

“Lo que las compañías deben saber es que al entrar a esta ley, conservarán su administración y pueden seguir tomando las decisiones. Una vez iniciado el proceso de reorganización ya no podrán ser demandadas y habrá beneficios con sus acreedores para que el flujo de caja lo puedan utilizar para recuperarse”, agrega el jurista.

Y es que precisamente esta es una ley de salvamento que lo que busca es evitar que las empresas entren en bancarrota.

“Hay que tener en cuenta algo importante: un proceso de reorganización no es necesariamente sinónimo de quiebra, todo lo contrario, es un mecanismo para evitarla”.

Bustos explica, además, que existe la falsa creencia de que hay que estar a punto de quebrarse para entrar a estos procesos y no es así.

“Los empresarios creen que este es el último mecanismo posible y resulta que no. Se puede recurrir a la reorganización incluso cuando se prevé que alguna situación le podría dificultar a la empresa cumplir con sus obligaciones”.


Explica que no necesita estar en mora para poder iniciar este proceso y señala como ejemplo lo que pasó con las empresas petroleras cuando los precios estaban bajos. Algunas, previendo la situación, se acogieron a la ley de insolvencia y fueron las que se salvaron.

“Sólo prever que no puedo cumplir con las obligaciones es suficiente”, concluyó.


Javier Acosta
Portafolio.co

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