Daniel Yergin, vicepresidente del IHS Markit y uno de los fundadores de la firma de consultoría Cambridge Energy Research Associates señala que la gran pregunta es cuál será el impacto político global de esta nueva posición energética estadounidense.
Yergin ganador en 1991 del premio Pulitzer por su libro El precio: La búsqueda épica de petróleo, dinero y poder, y ex asesor del presidente Donald Trump, habló con Portafolio sobre el panorama petrolero.
Hay mucha especulación alrededor del mercado. ¿Cuál es su percepción?
El año pasado, con toda la volatilidad que hubo en el mercado del petróleo, en el que el precio promedio del Brent fue de 71 dólares por barril, se hizo razonable hacer cuentas con un valor promedio en la parte alta en el rango entre 60 y 70 dólares, pero hay mucha incertidumbre, primero por lo que va a pasar con Venezuela, así como con el comercio entre Estados Unidos y China, que amenaza mucho al mercado y, sobre todo, la economía de China que impacta al petróleo y a los mercados financieros.
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El tema clave a monitorear es el crecimiento de la producción de crudos no convencionales en EE. UU. Hy, el estado de Dakota del Norte produce más petróleo que Venezuela, lo que muestra un cambio dramático.
Hay muchos temas geopolíticos, pero creo que esta ‘alianza de Viena’, que es como llamamos la de Rusia y Arabia Saudita, tienen un alto interés en trabajar para ayudar a estabilizar el mercado, lo que es muy importante para las inversiones de largo plazo.
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¿No se supone que los campos iban a tener una mayor tasa de declive?
Creo que había algo de desconfianza y escepticismo, pues se hablaba de un rápido declive, pero olvidaban la tecnología, el aprendizaje y el desempeño. Monitoreamos cada pozo de shale en EE. UU. y estamos viendo mejores técnicas de producción, mayor capacidad y habilidad para producir más. Esto aún es un proceso de aprendizaje, claramente es intensivo en capital y hay que estar reinvirtiendo, pero esa noción de que va a ser algo momentáneo, que va a desaparecer pronto, resulta no ser cierta.
En octubre, nadie notó que EE. UU. se convirtió en el mayor productor de petróleo mundial, por delante de Arabia y Rusia.
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Y las personas que solían ser escépticas frente a este tema, especialmente en Europa y en el Medio Oriente, ahora reconocen que el crecimiento del shale es un factor fundamental en el mercado global.
¿Coincide con las proyecciones que hablan que al cabo de un año EE. UU. va a producir 15 millones de barriles por día?
Estados Unidos producía 5 millones de barriles por día hace una década y hoy ronda los 12 millones de barriles. Creo que este año la producción aumentará en 1,5 millones de barriles por día, lo que la llevará a 13,5 millones. El tema es que hay grandes problemas de infraestructura que debe resolver, pero los 15 millones de barriles diarios no son algo que esté fuera de las posibilidades, pero es una escala inimaginable.
Estaba pensando en que el crecimiento del shale tiene efecto para recortar el déficit comercial total de EE. UU. a la mitad. Una gran pregunta es cuál es el impacto político global de esta nueva posición energética de EE. UU.
¿Y cómo ve las energías alternativas? Se dice que la ventana de oportunidad se está cerrando…
No creo que esa ventana esté empezando a cerrarse, porque el mundo está añadiendo otras 2.000 millones de personas, el PIB va a crecer, pero creo que va a haber una mezcla.
Otro factor es la caída en el costo de la energía solar, aunque será una pequeña parte de la mezcla, pero va a tener más renovables. La energía solar y eólica son cada vez más competitivas alrededor del mundo, pero no compiten directamente con el petróleo.
Los vehículos serán más eficientes en materia de combustible, hoy ruedan cinco millones de autos eléctricos, pero hay 1.400 millones en total. Eso es algo que estamos mirando de cerca.
Tenemos un proyecto llamado ‘reinventando la rueda’ (en inglés eso es un juego de palabras), los eléctricos serán parte de la flota, pero ésta seguirá creciendo.
Pero en números absolutos, ¿estamos aún lejos del pico de producción?
Hay un gran debate y tenemos muchos escenarios, pero el de base dice que el pico de la demanda se dará en algún punto entre 2030 y 2040, y eso no quiere decir que luego venga una caída fuerte. Mientras tanto, habrá que reemplazar entre 3% y 4% de la producción existente cada año por el declive. De todas formas, hay un gran trabajo para garantizar que haya el petróleo que una economía mundial en crecimiento necesita. Otra cosa es que el gas natural va a ser una parte cada vez mayor dentro de la mezcla de energía global.
¿Espera que los precios del petróleo estén más bajos este año?
En promedio se cree que sí, pero con los desarrollos políticos en el mundo y la incertidumbre sobre Venezuela, son muchas cosas que pueden cambiar las perspectivas de precios.
¿Cuál es su consejo para un país como Colombia?
Que sea competitiva. En estos tiempos, las empresas tienen muchas opciones sobre dónde hacer sus inversiones. Es clave contar con un sistema fiscal y regulatorio que sea estable, predecible, que les permita a las empresas tomar decisiones y tener rentabilidad. Es importante un buen ambiente para la inversión, así fluirá la tecnología, lo que realmente hará la diferencia.
Colombia tiene buenas proyecciones en materia de ‘shale’, pero hay preocupaciones ambientales…
Esta es una actividad que debe ser regulada y manejada adecuadamente, pero Estados Unidos es un país con altos estándares ambientales, de manera que no estaría produciendo toda esa cantidad de petróleo si no es en un entorno ambientalmente responsable. Aunque en algunos estados se ha prohibido, son temas políticos, pero dos tercios de la inversión en EE. UU. desde 2009 han estado asociadas con el desarrollo del shale y ha creado millones de empleos. Además tiene impacto global, lo están haciendo países tan diversos como China o Arabia. Constantemente veo países que no entienden que este es un mundo competitivo y que están compitiendo por capital.
Ricardo Ávila Pinto
Director de Portafolio