close
close

Economía

Si la gente protesta en la calle, algo estamos haciendo mal: Bojanini

El saliente presidente del Grupo Sura dice que los BEP son la solución para ampliar la cobertura en pensiones, pero hay que reformarlos.

David Bojanini

David Bojanini, el presidente del Grupo Sura.

Fotógrafo: CéSAR MELGAREJO/CEET

POR:
Portafolio
febrero 15 de 2020 - 08:59 a. m.
2020-02-15

En poco tiempo, David Bojanini, el máximo jefe del Grupo Sura, uno de los conglomerados más grandes y respetados del país, cambiará el saco por el sombrero: se volverá agricultor.

Lea: (David Bojanini anuncia su retiro como presidente del Grupo Sura)

Sin embargo, el ejecutivo tiene claro que aplicará en el campo los principios que sembró y cultivó durante 40 años en la empresa, entre ellos, mantenerse conectado con el mundo, y seguir opinando y aportando ideas al desarrollo del país, a través de centros de pensamiento. Así lo manifestó a Portafolio, a propósito de su retiro de la presidencia del Grupo Sura.

Lea: (El Grupo Sura consolida su expansión regional)

¿Qué lecciones le deja su recorrido por el Grupo y sus años como directivo del conglomerado?

Mi carrera se divide en tres etapas. La primera en la aseguradora. En esta a uno le compraban los productos. Hoy tenemos que ser muchos más ingeniosos para conseguir clientes. Estos bienes podrían durar años vigentes.

La segunda etapa fue la del fondo de pensiones. La conclusión es que estos ayudaron mucho a desarrollar el mercado de capitales en Colombia. En ese momento no había en qué invertir la plata y tampoco había muchos recursos disponibles. Los primeros recaudos de cesantías fueron invertidos en Títulos de Apoyo Cafetero (TAC), unos documentos se manejaban en costales. Luego el Gobierno empezó a expedir los TES.

La tercera etapa (13 años) fue en el Grupo Sura, donde pasaron muchas cosas, debido a la tecnología, y generando un cambio enorme. La gente tiene mucha información, está más preparada y es más exigente. Además, actúa mucho por emociones y no tanto por razones. Nos tocó un cambio social que debemos aprender a leer como empresas y como gobiernos, para ser capaces de volver establecer un tipo de orden. No estamos sumidos en un caos, pero sí estamos obligados a pensar más en la colectividad que en lo personal.

Sobre los fondos de pensiones existe desazón respecto a la institucionalidad del sector. Lo jóvenes creen que no se van a pensionar y no confían en el sistema. ¿Qué mensaje tiene para quienes tienen esta percepción?

Uno de los grandes retos que tiene la humanidad es contar con un sistema de pensiones que funcione en un mundo como el de hoy, en donde hay tendencias muy marcadas como la demográfica con mayor expectativa de vida y la de menores rendimientos financieros que ya no son del 6% real anual, o más.

Los fondos iniciaron bien porque la expectativa de vida era moderada y los rendimientos muy buenos, pero hubo elementos que no se tuvieron en cuenta, como la informalidad laboral. Esto impide ahorrar para tener una pensión buena. Los ahorros rinden menos, entonces esa combinación hace que formar una pensión cueste más.

Y ¿qué hacer?

Creo que hay que tomar elementos de lo que hemos visto e introducir otros de solidaridad, para que la pensión no se forme de manera individual. Pero me parece que el problema más grande de las pensiones en Colombia es la baja cobertura y cómo la mejoramos. Antes de entrar en esta discusión el país tiene que definir los objetivos fundamentales de la política pública.

¿Cuál cree que debería ser el objetivo fundamental?

El primero, aumentar la cobertura. El segundo, los subsidios se les deben dar solamente a las personas que más los necesitan. Tercero, tener un solo régimen combinado, en donde se trabaje en colaboración y no en competencia. Cuarto, que el sistema sea fiscalmente sostenible, es decir que el Estado sea capaz de mantenerlo. Además, hay que tener en cuenta un aspecto clave, y es que la expectativa de vida va a seguir aumentando y los rendimientos financieros ya no son los mismos.

La mayor cobertura se puede trabajar en varios frentes. Ampliar los programas que subsidian a los adultos mayores que lo necesitan. Luego viene la franja de personas que han cotizado o están cotizando, pero que no lograrán tener las semanas necesarias para obtener una pensión. Es que en el país pasó algo y nadie dijo nada.

Nos dejamos subir las semanas de cotización, pero vaya toque el tema de aumentar la edad y verá que acaban con este país. Se nos olvidó que un desempleado cumple años, pero no cumple semanas.

Se crearon los Beneficios Económicos Periódicos (BEP) para asignar pensiones inferiores a un salario mínimo. Pero los BEP deberían ser más amplios, para que a partir de un número de semanas, la persona pueda recibir un ingreso subsidiado, incluso de medio salario mínimo.

¿Qué decirles a quienes rechazan pensiones por debajo del salario mínimo?

Si en el objetivo fundamental se acuerda que esta es la reforma que el país puede pagar, no se puede esgrimir ese argumento. La realidad es que una pensión de un salario mínimo para todo el mundo no se puede pagar, pero eso es mejor que la devolución de los ahorros.

Cuando a las personas de bajos ingresos se les ofrece un subsidio para disfrutar en su vejez, ellos se incentivan a cotizar. Eso ayuda a formalizar a mucha gente.

El Gobierno ha hablado de cinco inamovibles en materia de pensiones y ahí están varios de los puntos de los que estamos hablando ¿qué sugiere?

Hay que escuchar a todo el mundo, pero hay que definir unos objetivos. Si a alguien se le ocurre mejores cosas, se deben tomar. A todos los que salen con devolución de aportes les iría mejor con una ‘rentica’ vitalicia, habría un avance gigantesco en todo sentido. Pero los BEP no son la solución, hay que reformarlos.

El ideal para manejar esa franja de subsidios es Colpensiones. Si esta entidad quiere tener un fondo individual como el privado, que lo haga, pero no es correcto que compita con estos otorgando ayudas. Hoy, los privados no tienen nada que hacer contra eso.

¿El desmonte de los subsidios para pensiones altas debe ser prioritario?

Sí. Estos recursos deben canalizarlos hacia la gente que realmente los necesita.

¿Pero la Corte ha dicho que en Colombia nadie puede tener una pensión por debajo del mínimo?

La Corte ya aceptó los BEP. Este avance es gigantesco y hay que aprovecharlo, pero reformándolo.

El Gobierno no ha definido si avanza o no. ¿Hay ambiente político para tramitar
la reforma pensional?

Una reforma pensional en un ambiente como el que tenemos hoy, cualquiera se muere del susto. Es más, no teníamos marchas en gobiernos anteriores y también se murieron del susto. Ninguno fue capaz, a pesar de que la anunciaron.

Esta reforma no debe ser para quitarle beneficios a nadie, sino mejorarles la vida a más personas. El retiro de los subsidios propuesto solo afectaría a quienes tienen altos ingresos y están capturando unas rentas que no deberían.

¿Esta reforma empataría con la laboral para enfrentar la informalidad?

Sí. Yo tengo una concepción sobre el régimen laboral. Todo se origina en una crisis de confianza. Los trabajadores y las centrales obreras no confían en los empresarios y viceversa. Cuando esto sucede, las políticas públicas y las conquistas laborales son más de carácter restrictivo.

El Código Sustantivo del Trabajo está lleno de rigideces para proteger al trabajador y no lo realiza porque lo que hace es dejarlo sin empleo o lo convierte en informal. Entonces hay que partir de la confianza.

¿Qué opina del trabajo por horas?

Aquí lo que pasó fue que pusieron un mal ejemplo. Pero yo le pongo el siguiente: un muchacho que estudia y trabaja necesita tiempo para estudiar y un empleo que no sea de tiempo completo. Esta persona podría tener contrato por horas y disponer de seguridad social, es decir, ser un empleado formal.

¿Cómo lee usted que los jóvenes sean los primeros que se opongan a la solución
de su propio problema?

Porque estamos alimentando la desconfianza a través de las redes sociales. En un reciente encuentro, los empresarios hablamos cómo por primera vez en Colombia nuestra imagen estaba más desfavorable que favorable. Eso es producto de la desconfianza. Si un empresario hace una cosa mal hecha, a todos nos ponen en el mismo nivel. Nos dicen que somos unos aprovechados que no pensamos sino en maximizar utilidades, etc. Satanizar a la empresa privada da popularidad. Nosotros no podemos decir que eso es injusto, porque hay algunos que actúan mal.

Hay que evitar que el trabajo por horas sea una herramienta para que algunos empresarios se aprovechen y cambien sus plantas de tiempo completo para contratarlos por horas. Ahí, nosotros debemos ganarnos la confianza de la gente. No podemos aprovecharnos de una flexibilidad laboral para abusar de ella y generar más desconfianza.

¿Puede el empresariado hacer más de lo que hace ahora?

Claro que sí. Cantidades de cosas. El capitalismo está cuestionado, pero nadie tiene el modelo a seguir que no sea violentando los derechos humanos. Entonces esto también hay que transformarlo. La línea ha funcionado respetando las libertades, pero tenemos que hacerlo de una manera más equitativa con clientes, empleados, proveedores, accionistas, la comunidad en general y el medio ambiente. Los resultados de las empresas deben ser el producto de actuar en equilibrio con todos estos públicos. En el mundo ya se está dando la autorregulación. El objetivo ya no puede ser maximizar utilidades. Hay un nuevo concepto de riqueza que indica que esta no es acumular dinero, sino hacer que a todos los que participan en la cadena les vaya bien.

Usted puede ganar mucha plata, pero si sus empleados están muy aburridos porque les pagan mal, eso genera rabia de la gente con muchas empresas. El trabajador hace sacrificios y no encuentra compensación para lograr un equilibrio de vida.

¿Cuál debe ser el rol de sector privado en una situación de inequidad y desequilibrio como la nuestra?

Cuando uno ve que las empresas tienen en cuenta todos sus públicos, la gente trabaja a gusto. Pero si usted cree que lo único es dar utilidades, y por supuesto que hay que darlas, y aprieta a los proveedores para ganar más plata, ese modelo no es sostenible. Si ante el descontento de los empleados un jefe les dice que se vayan a trabajar a otra parte, esa empresa no tiene futuro. Esa no puede ser la respuesta de un empresario.

¿Cree que el empresariado colombiano es indolente en ocasiones?

La mayoría es gente buena, pero nos falta meternos mucho más en esta forma de ver el capitalismo. Si estuviéramos bien la gente no protestaría. Hay algo que estamos haciendo mal.

Pero para ese cambio lo único que requiere es la decisión de los empresarios.
¿Por qué no lo hacen?

Lo que pasa es que la gente generaliza y sataniza. Muchos creen que ganar plata es pecado. Creo que hay que empezar a hacer cosas para que no se piense eso. Y no estamos haciendo nada para cambiar esa percepción negativa.

Tampoco hay que olvidar que la democracia está contaminada de populismo de derecha y de izquierda, corrupción, tráfico de influencias e intereses personales. Pero las políticas públicas no se pueden hacer desde la calle obstruyendo vías en un semáforo.

Este Gobierno ha atendido los pedidos de los empresarios para generar condiciones para la inversión, ¿siente real ese discurso?

Yo lo siento real, pero hay problemas con eso. El presidente Duque dijo, yo voy a generar empleo promoviendo la inversión. Voy a bajar los costos corporativos para atraer inversión. Les voy a quitar el IVA a los bienes de capital para mejorar la inversión. Eso es bueno, pero la gente ahora dice que le están bajando los impuestos a los ricos. Y a Duque le dicen que él es el presidente que quiere a los empresarios ricos. Entonces, a quien no le gusta el Presidente tampoco le gustan los empresarios a los que él ayuda. Y eso es injusto.

Recordemos que a los ricos, como personas, les subieron los impuestos duro (al 39%). Hay que saber socializar para que no se distorsione el discurso.

¿Siente que el Gobierno no está comunicando bien sus políticas y eso ayuda a la confusión?

Yo sí creo. Hay que comunicar mejor las cosas. Les estamos abriendo el espacio a otros para desinformar.

¿Le llama la atención la política?

La política desde la construcción de políticas públicas, sí. Y la política desde los centros de pensamiento, sí. Cargos públicos, no.

¿A qué se va a dedicar en la vida personal?

Yo soy un gomoso del agro y es el momento de dedicarle tiempo a esa pasión. Tengo varios emprendimientos en el sector y me voy a enfocar en una agricultura sostenible ambiental y financieramente, pero con empleo formal y mejor calidad de vida a los trabajadores, y sin subsidios.

¿Cuáles serían tres recomendaciones para su sucesor en Sura?

Es poco lo que tengo que decirle. Pero le resumiría todo en lo que yo llamo el propósito corporativo: darles valor, bienestar y desarrollo sostenible a las personas, a la empresa y a la sociedad. Trabajo en equipo, como me pasó durante estos 13 años. Un punto clave es tener más en cuenta a las mujeres. Lo estamos haciendo pero necesitamos más su presencia en los cargos directivos.

TENDENCIAS DE LOS NEGOCIOS DEL GRUPO

Todas las empresas se tienen que transformar. Ya lo estamos haciendo. No solo en tecnología sino en modelos de negocio. Tenemos que saber cómo sobrevivir en un mercado donde las formas de interactuar están cambiando. ¿Cómo se imagina
el país al 2030?

Soy optimista. Vamos hacia una transformación y un nuevo orden en la democracia. Nos va a tocar pasar por momentos difíciles, pero lograremos resolver muchos problemas gracias a los avances tecnológicos. Esperaría que al 2030 hubiera un mundo más equitativo, justo y con menos pobreza.

Me preocupa que le tecnología esté generando nuevos monopolios sin espíritu social.

Destacados

  • ECONOMIA
  • NEGOCIOS
  • MIS FINANZAS
  • OPINIÓN
Siga bajando para encontrar más contenido