Así como el mundo pasó de la máquina de escribir al computador, los agricultores avanzan hacia el uso de nuevas tecnologías para el desarrollo de sus proyectos.
(Creció el área con transgénicos en Colombia).
Sin embargo, para los amantes de la agricultura no ha sido nada fácil el trabajo de cultivar, cuidar y abastecer de alimentos a un mundo cada vez más poblado. Para ellos, existen desafíos como evitar la afectación sobre los recursos naturales, enfrentar el cambio climático, contrarrestar enfermedades en las plantas y promover el crecimiento de la población. En busca de este objetivo, la ciencia y la tecnología han logrado enfrentar estas necesidades gracias al conocimiento del hombre y los avances en la ciencia agrícola.
Es así como el mundo se mueve al ritmo de los Organísmos Genéticamente Modificados (OGM), también conocidos como transgénicos, los cuales muestran los siguientes avances:
Más de 40 años de evaluaciones demuestran sus beneficios; más de 250 organizaciones e instituciones alrededor del mundo reconocen su seguridad y sus beneficios; más de 2.000 estudios han evaluado su seguridad, más de 70 países los han usado en pruebas de campo; 120 premios Nobel los respaldan; 18 millones de agricultores lo siembran; más de 20 años de uso seguro.
EN COLOMBIA
El cultivo de algodón tuvo el año pasado un aumento de 33,4% en la siembra respecto a 2017, es decir, Colombia pasó de cultivar 9.075 hectáreas a 12.103.
(Cultivos transgénicos empiezan a cosechar sus bondades).
Los departamentos que volvieron a cultivar algodón GM fueron Bolívar, Cundinamarca, La Guajira y Sucre. En Bolívar, Boyacá, Caldas, Casanare, Cundinamarca, Cauca, Magdalena, Quindío, Sucre y Cesar aumentaron sus hectáreas de cultivo de maíz GM.
Las caídas de siembra más representativas de semillas transgénicas en 2018 fueron Valle del Cauca, de 15.470 a 10.941 ha; Córdoba de 17.603 a 10.125 ha; Tolima de 20.313 a 18492 ha; y Meta de 22.242 a 21.510 ha, entre otros.
En general, la reducción de cultivos GM en Colombia se debió a que la baja rentabilidad del 2017, generada por condiciones desfavorables de precios, desincentivaron a los productores a sembrar maíz.