VIERNES, 29 DE SEPTIEMBRE DE 2023

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Mauricio Reina

El (borroso) espejo de Chile

Lo malo es que cuando ese espejo se aclare ante nuestros ojos, ya puede ser demasiado tarde.

Mauricio Reina
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Mauricio Reina

Tras la elección del candidato de izquierda, Gabriel Boric, como nuevo presidente de Chile, muchos colombianos están tratando de descifrar nuestro futuro en términos de lo que está sucediendo allá.

No es la primera vez que tratamos de vernos en el espejo chileno. Durante mucho tiempo admiramos las principales políticas económicas de ese país, exitosas en muchos aspectos, e incluso emulamos algunos lineamientos en el caso de sectores como la salud y las pensiones. Más recientemente, el estallido social que sorprendió a Chile en 2019 nos llegó a nosotros dos años después con matices distintos, y hoy muchos especulan con la posibilidad de que tras el triunfo de Boric, en Colombia vendrá el de Petro.

Pero ese espejo es borroso. Ante todo tendríamos que ponernos de acuerdo acerca de cuál Boric estamos hablando. ¿El de la primera vuelta electoral, con unas propuestas radicales que en algunos casos hacían honor a los postulados del Partido Comunista chileno, uno de los pilares de su coalición? En ese momento delineó algunas de sus principales propuestas, como la de hacer una reforma fiscal que elevara los ingresos del gobierno en el asombroso monto de 5 por ciento del PIB en cuatro años, y en un 3 por ciento adicional en los cuatro años siguientes. O su idea de acabar con las administradoras privadas de fondos de pensiones. O su iniciativa de estatizar el servicio de salud, acabando con las empresas aseguradoras privadas similares a nuestras EPS.

¿O hablamos del Boric de la segunda vuelta, que se transformó calándose unas gafas para conjurar las críticas a su inexperiencia y moviéndose hacia el centro político mediante la moderación de sus postulados? La transformación fue tan efectiva que no solo le representó una ventaja sustancial sobre el candidato de derecha, José Antonio Kast, sino que además lo convirtió en una especie de mutante donde cada cual ve lo que quiere ver: desde la reencarnación de Salvador Allende hasta un líder pragmático que buscaría unir a Chile.

Pero aún falta ver cómo será la tercera transformación de Gabriel Boric. Será la que se dará después de septiembre de 2022, cuando la Convención Constituyente dé a conocer su propuesta de una nueva Carta para Chile que será sometida a un plebiscito que consulte la opinión del pueblo. Hasta entonces, es muy probable que el nuevo presidente trabaje con un gabinete moderado que aglutine simpatías, conjure temores y contribuya a que muchos votantes apoyen una constitución redactada por una Convención dominada por la izquierda. Si eso sucede, es probable que a partir de ese momento Chile vea emerger de nuevo al Boric combativo y beligerante que siempre ha soñado con construir un Estado todopoderoso que intervenga en la mayor parte de las dimensiones de la vida económica y social. Lo malo es que cuando ese espejo se aclare ante nuestros ojos, ya puede ser demasiado tarde.

MAURICIO REINA
​Investigador asociado de Fedesarrollo

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