SÁBADO, 09 DE DICIEMBRE DE 2023

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Emilio Sardi

El Niño y el apagón

Bautizado El Niño por los conquistadores españoles porque su aparición coincidía con la llegada del Niño Dios, Colombia ha sufrido su rigor.

Emilio Sardi
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Emilio Sardi

Durante los 6.500 millones de años de existencia del planeta Tierra, el cambio climático ha sido permanente. Nuestro planeta es dinámico y en su continua evolución ha vivido innumerables períodos mucho más fríos o mucho más calientes que el actual. Durante los últimos 2,7 millones de años ha oscilado cíclicamente entre largos períodos glaciales y breves períodos interglaciales, estando ahora al final de uno de estos últimos.

Son innumerables los factores que conducen a estas oscilaciones, desde cambios en la órbita terrestre o en la inclinación de su eje de rotación a otros como variaciones cíclicas en la actividad solar, desplazamientos en las corrientes submarinas o cambios en los rayos cósmicos que recibimos. Esos y otros fenómenos naturales conducen a ciclos climáticos que se superponen entre sí y tienen períodos que van desde unos pocos años hasta decenas de miles.

El fenómeno de El Niño, conocido técnicamente como ENSO (El Niño Southern Oscilation), es uno de los de corta periodicidad. Ausente desde 6900 a 3800 AC, le añadió gran variabilidad al clima desde que reapareció. Bautizado El Niño por los conquistadores españoles porque su aparición coincidía con la llegada del Niño Dios, Colombia ha sufrido en oportunidades su rigor.

El Niño más recordado por los colombianos es el de 1992-93, que condujo a un severo racionamiento eléctrico nacional. Ahora, cuando se anuncia el probable inicio de un nuevo El Niño, el fantasma de un nuevo apagón reaparece. Sin embargo, aunque hay que tenerles el mayor respeto a todos los eventos naturales, vale la pena aclarar que desde el punto de vista de generación eléctrica la situación actual es bien distinta a la de ese entonces.

Cuando llegó El Niño de 1992, prácticamente toda la energía eléctrica que consumía el país provenía de hidroeléctricas. Al secarse los embalses por la escasez de lluvias causada por El Niño, las hidroeléctricas vieron su capacidad de generación afectada y sobrevino un racionamiento que le ocasionó al país enormes costos económicos y sociales.

Otro es el cantar hoy. Fruto en gran medida de las leyes 142 y 143 de 1994, en la actualidad el 30,5% de la capacidad efectiva neta de generación nacional proviene de plantas térmicas. Esta base de generación firme nos permite tener la tranquilidad de saber que, a pesar de que el plan eléctrico está atrasado, podríamos enfrentar con éxito los efectos de El Niño como el de 1992 o aún los más severos de 1998 o 2016.

De las que poco puede esperarse es de las generadoras eléctricas alternativas. Por depender de circunstancias climáticas, su generación no es firme y raramente llega a 20% de la capacidad instaladas. Hoy representan menos del 1% de la capacidad de generación nacional y, además, nadie sabe cuándo los proyectos aprobados podrán conectarse a la red nacional, habida cuenta de las barreras que les imponen las consultas previas y la Anla. Quizás sirvan en El Niño de 2037.

EMILIO SARDI
​Empresario

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