Eso dice la sabiduría popular. Al Gobierno le gusta bautizar muchas cosas como populares, pero no aplica enseñanzas como esta. Por el contrario pretende, simultáneamente, toda clase de cambios. La semana anterior Petro experimentó en carne propia lo fácil que se salen las cosas de las manos. Ojalá haya entendido la necesidad de serenarse en su manera de actuar y buscar consensos antes que generar tensiones y enfrentamientos. De lo contrario, tratando de hacer tanto a la vez, se le va a ir su período en apagar incendios.
Dicen que Petro quisiera dejar como uno de sus principales legados el de la Paz Total. Algo tan ambicioso y complejo requeriría de una gran dedicación del presidente y de un equipo muy calificado para apoyarlo en ese propósito. Pues bien, la infinidad de proyectos, la cantidad de viajes, las polémicas que surgen de cada una de sus ocurrencias y los avatares del día a día que tiene cualquier gobierno hacen que su dedicación a este tema resulte muy limitada. Se esperaría entonces que tuviera un equipo sólido y con apoyos de mucho tipo para algo tan ambicioso.
Un foro de la revista Cambio titulado ‘Hacia dónde va la democracia’ y una presentación de Eduardo Pizarro ayudaron a evidenciar la debilidad del Gobierno en ese frente.
Conocedores del tema recordaron las diferencias tan grandes que hay entre negociar con grupos de origen político y muy complejos en su estructura y mando, como el ELN, y lo que puede ser una negociación con delincuentes de todo tipo.
Solo lo del ELN necesitaría planeación y estudio, pero, sobre todo, una política de seguridad clara que les muestre que negociar es una opción mejor que seguir en sus actividades. Esto solo se logra solo si hay disuasión de unas fuerzas del Estado con un mandato claro. Lo que se ve es que no hay ni planeación, ni un equipo robusto. Y esto solo por mencionar lo del ELN.
La inexistencia de una política de seguridad y la confusión de los organismos de seguridad, por la ambigüedad de las directrices, terminan en situaciones como las del Caquetá y el bajo Cauca. Las fuerzas armadas y de policía están debilitadas, además, por la pérdida de la experiencia acumulada de los altos mandos descabezados. Tal vez más grave, hay un equipo de gobierno sin experiencia y con la ingenua aspiración de que una sola persona, el señor Rueda, puede manejar este complejísimo ajedrez simultáneo que sería la Paz Total.
Si a esto se le suman los mensajes de suavizar las penas y excarcelar con la ingenua aspiración de volverlos Gestores de Paz, o episodios como el del cinismo del Ministro del Interior llamando ‘Cerco Humanitario’ lo que a todas luces fue un secuestro, lo que nos espera no es muy promisorio.
RICARDO VILLAVECES P.
Consultor privado