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Innovación

14 jun 2019 - 8:40 p. m.

¿Deberían los viajeros celebrar o recelar del reconocimiento facial?

Algunas aerolíneas han implementado esta tecnología para realizar el embarque.

Reconocimiento facial en aerolíneas

Aeropuertos como Atlanta con Delta Air Lines o el de Heathrow están implementando la tecnología.

iStock

POR:
Portafolio
14 jun 2019 - 8:40 p. m.

“Abordaremos según el número de grupo”. Pronto habrá desaparecido la lenta fila para entregarle el pasaporte y la tarjeta de embarque a un miembro del personal de la aerolínea. Los aeropuertos de todo el mundo están adoptando el embarque mediante reconocimiento facial. Una cámara decidirá si tú eres la persona que dices ser antes de permitir que abordes tu vuelo.

Delta Air Lines introdujo el embarque mediante reconocimiento facial en Atlanta en diciembre. El aeropuerto londinense de Heathrow introducirá las puertas de embarque con la tecnología a modo de prueba este verano.

(Lea: Reconocimiento facial, el futuro de los aeropuertos

Estos proyectos son parte de una modernización aeroportuaria que aplicará la tecnología de reconocimiento facial a la llegada de la persona al aeropuerto para garantizar que coincide con la foto en su pasaporte, y luego aplicaría el mismo proceso en cada etapa, desde la documentación y la verificación de seguridad hasta el embarque.

“El objetivo de la tecnología será que los pasajeros puedan caminar por el aeropuerto sin sufrir demoras”, anunció Heathrow. Las pruebas preliminares han mostrado que “la respuesta ha sido tremendamente positiva”.

Por supuesto que el aeropuerto diría eso. ¿Qué deberíamos pensar los pasajeros? Veo tres problemas: seguridad, comodidad y privacidad.

(Lea: El reconocimiento facial no es tan seguro como parece

Primero hablemos sobre la seguridad. Actualmente, cuando abordo un avión en Heathrow, nadie sabe realmente quién soy. Hago mi documentación en línea y no entrego mi equipaje porque lo llevo conmigo. Mi tarjeta de embarque preimpresa me permite ingresar a la fila de seguridad y mi tarjeta de embarque y mi pasaporte me permiten subir al avión.

El empleado que revisa mi pasaporte lo hace para asegurarse de que tenga el mismo nombre que aparece en mi tarjeta de embarque. Dicho empleado no verifica que el pasaporte sea mío, a menos que la foto en él sea muy distinta a mi apariencia, y probablemente no cuenta con la capacitación necesaria. La única vez que alguien me compara a mí con mi pasaporte, ya sea en persona o electrónicamente, es cuando llego al control de inmigración después del aterrizaje.

Así que, en principio, es apropiado que exista un proceso de identificación más riguroso. La privacidad es importante, de lo cual hablaré más adelante. Pero me gustaría pensar que las aerolíneas saben exactamente quién está en sus vuelos.

¿Las máquinas son mejores para cotejar caras con fotos de pasaportes? A pesar de todo lo que se dice de un fluido viaje biométrico por el aeropuerto, sabemos que no funciona así. Las puertas a veces no reconocen nuestro rostro. La tecnología aún necesita mejorar. Todavía no está lista.

Esto afecta la posible comodidad del abordaje. Si hay retrasos porque las cámaras no reconocen a los pasajeros, las filas se volverán más grandes. El reconocimiento facial les permitirá a las aerolíneas emplear menos personal de embarque, pero no queda claro si el proceso será más rápido.

Por último, está la privacidad. Éste es un gran problema en las calles, donde las personas han protestado en contra de que las fotografíen sin su permiso. San Francisco ha prohibido la tecnología de reconocimiento facial. No tiene el control de la seguridad del aeropuerto, lo cual es un asunto federal, y cuando subimos a un avión, las cosas son distintas. Las aerolíneas no sólo tienen derecho a saber quiénes somos; tienen la obligación.

La pregunta es qué hacen con esa información y si se la venden a las compañías o se la entregan a sus gobiernos para que la utilicen con fines represivos. Heathrow dice que se rige por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE y, por lo tanto, no les venderá nuestros datos a terceros. Pero no todos serán tan escrupulosos. Si volamos, nuestras caras se convertirán en la propiedad de otras personas.

Michael Skapinker

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