Nueva York, Tokio, París, Londres, Singapur, entre otras grandes ciudades alrededor del mundo, se están adaptando a un nuevo concepto de vivienda que está desarrollando alternativas de construcción como rascacielos o ‘Cohousing’, para albergar a muchas más familias. Estos espacios, que si bien se destacan por ser cada vez más reducidos, se ajustan a las necesidades de las nuevas generaciones y su forma de pensar el mundo.
(Servicio de lavandería de ropa desde su celular).
El medio ambiente, la economía colaborativa, las tecnologías y la modernidad, son algunos de los tantos conceptos que se entremezclan dentro de estos espacios que han sido edificados con una idea más diversa y amplia de familia.
Y en el marco de este impulso, las lavanderías compartidas hacen parte de esa tendencia, un punto indispensable en el desarrollo de este tipo de construcciones, al ser un lugar de autoservicio en el que no solo se lava o se seca la ropa, sino que tiene toda una serie de ventajas tanto para las personas como las constructoras.
En Colombia, desde hace algunos años la pionera en el desarrollo de estos espacios fue Lavanti, una organización dedicada a dar soluciones de lavandería industrial, y que con su línea de lavanderías compartidas en edificios, busca generar alternativas para que los constructores y las personas tengan una mayor opción de distribución de espacio en sus viviendas, sin dejar de lado, la necesidad de cualquier ser humano de tener que lavar y secar su ropa.
(Lavanderías autoservicio, un negocio renovado).
Fue así como logró que más de 40 constructoras en el país, decidieran impulsar el desarrollo de este tipo de espacios en regiones como Bolívar, Magdalena, Antioquia, Caldas, Risaralda, Valle del Cauca, Cundinamarca, Boyacá, entre otros. En donde tienen más de 600 equipos en operación distribuidos en residencias, Colivings y hostales, entre otros; en donde lava alrededor de 250.000 kilos de ropa al mes.
¿Qué se puede cambiar al contar con un espacio de lavadoras y secadoras en los edificios?, de acuerdo con, Santiago Mesa, cofundador y actual CEO de la compañía, la lista es infinita, pues va desde eliminar la inversión y endeudamiento de las familias por tener que adquirir una lavadora, suplir los gastos de servicios técnicos y repuestos, hasta lograr que por medio del lavado cada persona ahorre una cantidad significativa de agua y energía.
“Al entrar en temas de espacio al interior de las viviendas, se destaca que uno de los mayores beneficios de esta modalidad, es el espacio que se le podría dar al cuarto de ropas, ya que en promedio este, ocupa el 5% de un apartamento y la lista de opciones para darle otro uso es interminable”, aseguró Mesa.
Por otro lado, se ha descubierto que esta tendencia impacta positivamente a la economía familiar y a la sostenibilidad del medio ambiente. Algo que es fundamental, teniendo en cuenta que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, se prevé que en 2050, la demanda global de agua potable crezca más de un 40%, y que al menos una cuarta parte de la población del planeta vivirá en países con escasez crónica de agua potable.
Teniendo en cuenta esto, Lavanti ha sido el impulsor de Speed Queen, la marca líder en lavadoras autoservicio en el mundo que, por su tecnología y diseño, requiere de menor usó de detergente y logra realizar ciclos de lavado y secado que consumen 40% menos agua y 30% menos de energía que un equipo doméstico.
Por otro lado, las lavanderías compartidas buscan reducir la cantidad de lavadoras y secadoras que se consumen de forma masiva en cada hogar y que tienen un ciclo de vida más corto.
Además, de acuerdo con Camacol, las viviendas que mejor se están comercializando en el país son las de interés social (VIS), que llegaron a 29.670 unidades en los dos primeros meses del año y que tienen un área menor a 70 metros cuadrados, lo que refleja, que de alguna u otra manera estos espacios compartidos van a ser necesarios en el presente y el futuro del país para estar a la vanguardia de las grandes ciudades del mundo.