El Banco Central Europeo (BCE) definió la hoja de ruta para su política macroeconómica en el segundo semestre del año, en el cual se unirá a sus pares alrededor del mundo y comenzará su escalada progresiva de las tasas de interés en un intento para frenar la galopante inflación que se registra en el viejo continente.
(Previsión del Banco Mundial para el PIB global bajó de 4,1 % a 2,9 %).
“La elevada inflación es un reto muy importante para todos nosotros”, empieza contundentemente el comunicado de prensa del BCE.
En la actualidad, la inflación anual en la zona del euro se sitúa en 8,1% (mayo), muy por encima del objetivo del regente europeo del 2%.
Así, para controlar esta espiral inflacionaria, el BCE acordó comenzar la subida de tasas de interés, siendo uno de las últimas grandes autoridades monetarias del mundo.
De esta manera, si bien la entidad europea mantuvo su decisión de no aumentar en esta sesión, sí afirmó que subirá los tipos de interés oficiales en 25 puntos básicos en su próxima reunión en julio, sin descartar un incremento mayor en septiembre.
Hasta entonces, los tipos de interés de la facilidad marginal de crédito y de la facilidad de depósito se mantendrán, sin variación en el 0,00%; el 0,25% y el -0,50%, respectivamente, aclaró el organismo monetario.
(FMI cree que las grandes economías europeas ya no crecen).
“Esta medida podría significar el preámbulo hacia una fase recesiva de la economía global, en la cual la eurozona podría ingresar en el corto plazo”, dijo Fabiano Borsato, director de operaciones de Torino Capital.
Diego Camacho, economista internacional de Credicorp Capital, señaló que esta decisión “significa una menor holgura financiera” e “incertidumbre sobre el espacio efectivo que pueda tener el BCE de adelantar un proceso de normalización en un difícil contexto mundial”.
Así las cosas, Camacho sostiene que con este panorama, la macroeconomía global tiene al BCE y a la Fed en la misma dirección, pero a los bancos de Japón y China en la vía opuesta.
Según Borsato, aunque el incremento sea gradual, no está exento de un “riesgo significativo”, como lo es la fragmentación financiera de la deuda soberana periférica, representada en el diferencial entre las tasas de interés de la deuda soberana de los distintos países pertenecientes a la eurozona.
“Consideramos que el BCE, efectivamente, ha tardado en atajar la espiral inflacionaria, y subir los tipos de interés al territorio neutral, podría ser insuficiente”, agregó Borsato, ya que el nivel de estas tasas no estimularía ni frenaría la economía, “añadiendo incertidumbre entre la incertidumbre entre los inversionistas”.
Por otro lado, plantea Camacho, más que “llegar tarde” al alza de tasas, “el foco debe prestárselo hacia los retos futuros, entre esos la estrategia europea de soberanía energética”.
Luego de la decisión de la máxima autoridad monetaria en la zona del euro, los principales mercados bursátiles en el viejo continente reaccionaron de forma adversa cerrando en rojo. Las bolsas de París cayó un 1,40%, Londres un 1,54% y Fráncfort perdió un 1,71%. El Ibex-35 y Milán, cayeron 1,49% y 1,9%, respectivamente.
FIN A LA TOMA DE BONOS
Entre las decisiones tomadas este jueves, la máxima autoridad monetaria europea señaló que le pondrá fin a las compras netas de activos el próximo 1 de julio. Aún así, el Gobierno prevé seguir reinvirtiendo el principal de los valores adquiridos que vayan venciendo.
En cuanto al programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEEP), el Consejo de Gobierno “prevé reinvertir el principal de los valores adquiridos en el marco del programa que vayan venciendo al menos hasta el final de 2024”.
ROBERTO CASAS LUGO