Raúl Rivera es el autor del libro Nuestra Hora: Los Latinoamericanos en el Siglo XXI, una publicación elogiada por el nobel de literatura, el peruano Mario Vargas Llosa, quien la calificó de “obra magnífica”.
El libro será presentado la próxima semana en en Colombia. Portafolio habló con el autor.
¿Su libro plantea una mirada optimista sobre América Latina?
Más que optimista, el libro plantea una visión muy realista sobre la región, ya que se apoya en datos duros que desmienten la mayoría de los mitos que circulan como verdades sobre nosotros.
Estamos acostumbrados a vernos como una región pobre, violenta, política y económicamente inestable, insignificante en el contexto mundial, atrapada en manos de dictadores y narcotraficantes y poblada de gente bastante fea.
Nada de eso es verdad y el libro así lo demuestra.
¿No somos pobres?
Los datos demuestran que somos una región de clase media, a gran honor, con un ingreso per cápita similar al promedio mundial. Los pobres están principalmente en Asia y en África, no acá.
De hecho, nuestra clase media ya representa un 60 por ciento de la población y casi 50 millones de latinoamericanos superaron la pobreza durante la última década, gracias a las exitosas políticas económicas implementadas por nuestros gobernantes en años recientes.
¿Eso incluye a los Chávez, sus socios del Alba y los Kirchner?
Los gobiernos neopopulistas de la región tienden a acaparar la atención de los medios, pero no representan más del 20 por ciento de la población y la economía regional.
El otro 80 por ciento está liderado por gobernantes comprometidos con la democracia y la economía de mercado.
¿Le parece que tampoco somos una región violenta?
Durante el último siglo fuimos la región más pacífica del mundo en términos de muertos en conflictos bélicos per cápita.
Los violentos fueron los europeos, los asiáticos y, en menor medida, los africanos. Sólo Estados Unidos sale mejor parado que nosotros y eso porque siempre se preocupó de luchar sus guerras fuera de sus fronteras, lo que no lo hace un país pacífico.
¿Pero en nuestra región la batalla se da en las calles…?
Aún si sumamos los índices de violencia civil, seguimos siendo la región más pacífica del mundo. En los años 70 nuestros índices de homicidio eran comparables a los estadounidenses y desde ese entonces Estados Unidos implementó políticas que han mejorado sus índices, mientras que los nuestros aumentaron por razones obvias.
¿El narcotráfico?
Principalmente. Aprovecho para recordarle que el narcotráfico es una industria aún más vibrante en los países desarrollados, donde los distribuidores capturan el 90 por ciento del valor agregado.
Se habla de los carteles de Cali o de Juárez, pero nadie se pregunta quién está ganado esos billones de dólares allá.
Nosotros somos meros proveedores de un producto que ellos declararon ilegal en un esfuerzo fallido por controlar el insaciable apetito de sus ciudadanos por las drogas.
¿Al menos nos concederá el punto que hemos sido una región de dictadores…?
Tampoco. Los grandes dictadores de la historia fueron Mao, Stalin, Hitler, Pol Pot, Franco, Milosevic y otros como ellos, todos europeos o asiáticos, salvo Idi Amin. Cada uno de ellos mató o desapareció a cientos de miles de sus compatriotas y en algunos casos a decenas de millones. La Junta argentina y Fidel Castro se empinan con dificultad sobre los 10 mil y en el caso de Pinochet, sobre los 3 mil. Los pesos pesados están en otros lados. Todos nuestros actuales gobernantes han sido elegidos democráticamente, salvo Cuba.
A estas alturas supongo que nos dirá que somos una región clave a nivel mundial...
Con 600 millones de habitantes y un territorio rico en recursos, cuatro veces mayor que la Unión Europea y más grande que China y Estados Unidos sumados, somos tremendamente importantes.
En el 2050 seremos 800 millones y si sumamos a los latinos estadounidenses, casi un billón. No es poco. Y como región ya somos la cuarta economía mundial, con un PIB sobre los 6 trillones de dólares base PPP y un gran potencial de crecimiento.
Le recuerdo: hoy los que están en crisis no somos nosotros, sino Estados Unidos y Europa, que se están comportando como nosotros antes.
¿Es optimista respecto al futuro de la región entonces?
Realista. El libro plantea tres escenarios preocupantes. Podríamos recaer en la tentación populista, el proyecto chavista. No lo creo probable, pero evitarlo requiere defender los avances logrados y crear una sociedad de oportunidades para todos.
Segundo, podríamos usar nuestra prosperidad para seguir armándonos, como ha venido ocurriendo, y encontrar excusas para pelearnos. Este es el escenario que más preocupa a Alvin Toffler.
A mí, en cambio, me preocupa más el que nos hagamos ricos, pero sigamos sin entender quiénes somos ni nuestro rol en el mundo. En ese escenario, Brasil termina dominando Sudamérica y Estados Unidos a México, por supuesto.
¿Qué propone?
Hacernos cargo de nuestro futuro. Si no lo hacemos, alguien más lo hará, no le quepa duda. Debemos empezar por vernos como realmente somos y entender que somos parte de una misma nación en todo sentido, menos el político.
La unión económica llegó de la mano de la rebaja de aranceles y se adelantó a los políticos.
Es hora de avanzar hacia una mayor unidad regional y reflejar estas nuevas realidades en nuestras instituciones, evitando eso sí caer en los excesos burocráticos de los europeos.