A medida que los principales aeropuertos alrededor del mundo se pelean por hacerse notar como entidades de lujo, en vez de ser meros centros de transporte, algunos han adoptado un sistema clasificatorio de estrellas, como los hoteles. Era inevitable.
El Aeropuerto de Múnich, que se hace llamar la “puerta de Baviera hacia el mundo”, se jacta de que se ha convertido en “el primer aeropuerto de cinco estrellas de Europa”. La distinción de cinco estrellas fue concedida a mediados de marzo al aeropuerto alemán y otros cuatro aeropuertos internacionales por la firma londinense de investigación de viajes aéreos Skytrax, con base en encuestas respondidas por más de 13 millones de viajeros en el 2014.
Que los aeropuertos modernos se posicionen en un firmamento regularmente ocupado por los hoteles elegantes es un indicio de cuán lejos ha llegado el concepto del aeropuerto como marca en los últimos 25 años.
Lo que antes era utilitario –un lugar donde conseguir una revista, una barra de caramelo o una cerveza y subirse o descender de un avión– se ha vuelto mucho más elaborado, con servicios en muchos aeropuertos, incluyendo galerías de arte, jardines interiores, teatros, áreas tipo centro comercial llenas de tiendas y restaurantes y, al menos en algunos aeropuertos extranjeros, experiencias exóticas.
MÁS QUE AEROPUERTOS
“¿Ha volado a través del aeropuerto de Kuala Lumpur?”, preguntó Sharon M. Schweitzer, una viajera de negocios que imparte conferencias sobre comunicación intercultural. “Cuando se llega a ese aeropuerto, se tiene la experiencia de entrar en un escenario tipo bosque tropical.
El aeropuerto de Singapur es otro ejemplo. Tienen un jardín de mariposas, un jardín de girasoles, un área donde los niños pueden pintar; tienen salas de cine”.
Los viajeros de negocios que vuelan principalmente a aeropuertos en Estados Unidos podrían asombrarse ante esta variedad de atracciones; el Aeropuerto Internacional Incheon en Seúl, Corea del Sur, incluso tiene un campo de práctica de golf de 300 metros. Pero en general, en Estados Unidos y el extranjero, los viajeros experimentados por lo regular coinciden en que los aeropuertos han mejorado significativamente en el último cuarto de siglo, a medida que las instalaciones se han ampliado y las terminales se han modernizado para generar ingresos locales.
Y eso representa una paradoja, pues los aeropuertos se vuelven más atractivos y cómodos para todos, mientras el servicio y las comodidades de las aerolíneas se han deteriorado constantemente en los últimos años, excepto para aquellos pasajeros afortunados que vuelan en los más caros asientos de lujo, en primera clase, en rutas internacionales.
Las entidades gubernamentales locales típicamente administran los aeropuertos como vitrinas para impulsar el crecimiento económico regional. Pero las aerolíneas vuelan los aviones en formas y a lo largo de rutas dictadas por su balance general.
Desde el 2008, los aeropuertos en Estados Unidos han destinado 52.000 millones de dólares a proyectos de mejora de activos fijos, muchos aún en marcha. Mundialmente, hay en curso proyectos con valor de 385.000 millones de dólares, encabezados por China y el Medio Oriente, según estimaciones del Centro para la Aviación Capa, una organización de investigación.
LOS MEJORES SON ASIÁTICOS
Los sondeos entre viajeros mundiales siempre muestran que la mayoría de los aeropuertos mejor calificados están en Asia.
De los cinco principales en la lista 2015 de Skytrax de los 100 mejores aeropuertos del mundo, el Changi de Singapur es el número uno, seguido por el Incheon de Seúl, el de Múnich, el Internacional de Hong Kong y el Internacional Haneda de Tokio.
Los aeropuertos en Estados Unidos no aparecen entre los 25 principales, aunque los aeropuertos de Cincinnati, Denver y San Francisco están entre los 40 principales.
La industria aeroportuaria dice que necesita más fondos fiscales federales para mejoras de activos fijos para mantener el ritmo de las mismas en aeropuertos extranjeros, especialmente para atraer a más viajeros de negocios internacionales, los cuales representan 15 por ciento de todos los pasajeros aéreos entrantes en Estados Unidos.
EN EL PUNTO DE QUIEBRE
En un discurso el año pasado, Kevin M. Burke, el presidente del grupo comercial Consejo Internacional de Aeropuertos en Norteamérica, dijo que los aeropuertos en Estados Unidos estaban “en el punto de quiebre” en la lucha por financiar los 75.500 millones de dólares en las estimadas mejoras de activos fijos necesarias de aquí al 2019.
Una solución, al menos desde la perspectiva de los aeropuertos estadounidenses, es cabildear a favor de que se eleve el Cargo por Uso de Instalaciones por Pasajero ordenado federalmente en 4 dólares. El cobro, que las aerolíneas deben añadir a sus tarifas, ha sido limitado a 4.50 dólares para cada abordaje desde el 2001. Sin embargo, la industria de las aerolíneas estadounidenses se opone firmemente a aumentar la cuota, que dirigió 2.780 millones de dólares a los aeropuertos nacionales en el 2014, por encima de los 85,4 millones de dólares en 1992, el primer año en que se cobró.
Los grupos de viajeros de negocios también se oponen al aumento de la cuota, diciendo que los aeropuertos ya cuentan con abundantes ingresos gracias a las tiendas minoristas, los locales de comida, las tarifas de estacionamiento y de aterrizaje y otras fuentes, además de que disfrutan de un vigoroso crecimiento de la base de clientes a medida que los viajes de negocios se están recuperando esta primavera, el cual alcanza, según el grupo comercial de las aerolíneas, Aerolíneas para Estados Unidos, el nivel más alto desde el 2007. “Los viajeros de negocios quieren ver mejoras en respuesta a los cargos actuales antes de considerar nuevos”, dijo Greeley Koch, director ejecutivo de la Asociación de Ejecutivos de Viajes Corporativos.
Un estudio del 2013 realizado por el grupo comercial de las aerolíneas nacionales demostró la importancia de los ingresos procedentes de fuentes diferentes a las aerolíneas. En el 2012, los ingresos no aeronáuticos de los aeropuertos, incluidos estacionamientos y transporte terrestre, rentas de autos, tiendas minoristas y alimentos y bebidas, fueron de 7.560 millones de dólares, comparados con 9.310 millones de dólares de tarifas de aterrizaje y otros cargos pagados por las aerolíneas.
Aunque los aeropuertos en Estados Unidos pudieran tener un largo camino por recorrer antes de que alguien les conceda una calificación de cinco estrellas, ya se comienzan a ver intentos por ponerse al día en el sector de servicios. Mucho tendrán que aprender y, para ello, se empiezan a mirar en el espejo de sus pares internacionales.
ESPACIOS PARA LARGAS ESPERAS
Solo unos cuantos aeropuertos en Estados Unidos tienen servicios a los pasajeros en largas esperas, como cabinas para dormir, espacios cerrados para tomar una siesta o relajarse, que pueden rentarse por hora.
Solo en los vestíbulos de los terminales de Atlanta, Filadelfia y Dallas se ven las diminutas habitaciones privadas con camas, operadas por una compañía llamada Minute Suites.
Joe Sharkey
Nueva York