Las últimas semanas han sido convulsionadas para el primer ministro británico Boris Johnson. Tras superar una moción de censura en contra de su Gobierno, ahora recibe duros señalamientos por la propuesta que lanzó esta semana y que busca romper el histórico Brexit por el cual el Reino Unido abandonó la Unión Europea (UE) entre 2020 y 2021.
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El proyecto de ley, por el que varios analistas internacionales sostienen que Johnson busca desviar la atención sobre su cabeza, pretende modificar unilateralmente el ‘Protocolo de Irlanda del Norte’, una sección dentro del acuerdo del Brexit que beneficia a esta región histórica y por la que Londres cree que es necesario intervenir para superar las trabas para formar gobierno en ese país.
“Hay un tema de política interna en esta decisión porque lo que quiere hacer, en definitiva, es volver atrás de lo que él mismo negoció. Esto en un contexto en el que Johnson está muy complicado tras haber zafado la moción que, si bien la ganó, lo dejó muy debilitado”, explicó Paulina Astroza, directora del Programa de Estudios Europeos de la Universidad de Concepción (Chile).
El Gobierno de Johnson explicó que la razón que lo llevaron a tomar esta medida es “la situación en Irlanda del Norte”, donde desde febrero no se ha podido formar un Ejecutivo y “la provincia necesita un Gobierno”, de acuerdo con la ministra de Relaciones Exteriores Liz Trussa.
“El catalizador para la eliminación unilateral de Johnson de esta frontera económica acordada es la negativa de los partidos unionistas de Irlanda del Norte a permitir que el gobierno descentralizado de la provincia opere a menos que se abandone esta parte del Brexit entre el Reino Unido y la UE”, dijo James Shields, profesor de la Universidad de Warwick.
Para Shields, este “punto muerto” en la democracia de Irlanda del Norte, “amenaza el Acuerdo de Viernes Santo, que puso fin a décadas de violencia entre las comunidades republicana católica y unionista protestante de la provincia”.
Entre lo que busca modificar esta propuesta de ley está eliminar los controles aduaneros, suprimir el control del Tribunal de Justicia de la Unión Europea y descartar la prohibición de las ayudas estatales.
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A su turno, Ulf Thoene, profesor asociado en Negocios Internacionales de la Universidad de la Sabana, sostiene que “la pelea con la UE va a tener consecuencias económicas también. Y debilita el frente de unidad europea contra Rusia (...) En este momento, Johnson trata de presentarse como el defensor de los intereses británicos en contra de la UE”.
ROBERTO CASAS LUGO