Los presidentes que asistieron a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se comprometieron con la integración regional, en medio de las múltiples crisis que atraviesa esta parte del mundo, pero también hubo espacio para acusaciones hacia países miembros por violaciones a los derechos humanos.
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El encuentro de este mecanismo integrado por 33 países y que preside actualmente Argentina, tiene como protagonista estelar al mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que volvió a la arena internacional luego de ganar las elecciones de octubre, con un discurso en el que recuerda permanentemente los logros diplomáticos de sus primeras dos presidencias (2003-2010).
(Vea: ¿Cuál es la propuesta de la Celac para integrar a Latinoamérica?).
“Brasil está de vuelva en la región y listo para trabajar con todos ustedes”, dijo Lula, que impulsa el retorno de Brasil a los foros internacionales luego de que en 2020 el expresidente Jair Bolsonaro, crítico de la izquierda, suspendió la participación de Brasil en la Celac.
Más duro, el anfitrión Alberto Fernández acusó, en el discurso de apertura del foro, a una 'derecha recalcitrante y fascista' de amenazar la democracia en la región, y se refirió en particular a los episodios de Brasilia y al intento de asesinato de la vicepresidenta argentina, Cristina Kirchner, el año pasado, cuyas motivaciones aún se desconocen.
La cumbre reúne a 14 jefes de Estado de los 33 que países que componen el foro, con algunas ausencias notorias, como el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
Otros desertaron a último momento, como el mandatario venezolano Nicolás Maduro, quien fue denunciado ante la Justicia argentina por violación de los derechos humanos.
La cumbre tiene lugar en un contexto de múltiples crisis internas en los países latinoamericanos e, incluso, de tensiones entre vecinos y socios.
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Perú atraviesa una profunda crisis institucional, con una sucesión de presidentes en pocos años, la mayoría destituidos, el último de ellos el maestro rural Pedro Castillo, expulsado por el Congreso luego de varios intentos, el día que anunció que disolvería el Legislativo, gobernaría por decreto e intervendría la Justicia.
Su sucesora, Dina Boluarte, enfrenta protestas con saldo de 46 muertos hasta ahora y sin visos de solución.
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En Nicaragua, decenas de opositores al régimen de Daniel Ortega -ausente en la cumbre- siguen presos, y hace 15 días la Corte Interamericana de Derechos Humanos pidió 'medidas urgentes' para la liberación de algunos, entre ellos exaspirantes a la Presidencia en las elecciones de 2021 que fueron encarcelados.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, representante de la izquierda, pidió la liberación de los 'opositores que aún se encuentran detenidos de forma indigna'.
De otro lado, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle criticó a los países del grupo que 'no respetan la democracia ni los derechos humanos' y les pidió a sus pares dejar el discurso y pasar 'a la acción'.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, pidió fortalecer el sistema interamericano de derechos humanos y lograr un 'pacto democrático' para que “derechas e izquierdas 'no crean que cuando llegan al poder “es para eliminar a su contrincante físicamente'.
“¿Por qué tenemos que seguir manteniendo violaciones del sistema interamericano a pesar de que nuestros Gobiernos firmaron en el pasado el tratado. ¿Por qué tiene que haber golpes parlamentarios, por qué presidentes elegidos popularmente hoy están presos cuando deberían estar en esta mesa?”, se preguntó Petro.
AFP - EFE