La deuda bancaria europea de mayor riesgo generó retornos de alrededor de 8 por ciento el año pasado, según datos del índice de Bank of America Merrill Lynch, lo que superó todo tipo de inversión crediticia global. En menos de seis semanas de este año, esas ganancias han desaparecido hasta después de los pagos de intereses.
A los inversores les preocupa cada vez más que las ganancias débiles y una caída de los mercados globales hagan que a los bancos les resulte más difícil pagar el interés sobre al menos algunos de esos valores o recomprarlos con la rapidez que esperaban los inversores. Los bonos permiten a los bancos obviar los pagos de intereses sin entrar en un impago, y se convierten en acciones en momentos difíciles. Deutsche Bank podría tener problemas para pagar los intereses de esos valores el año próximo, según un informe del lunes de la firma de análisis independiente CreditSights. El banco tomó la medida poco común de decir que tiene capacidad suficiente para pagar los cupones de los dos próximos años.
“Los temores en relación con esos bonos representan el miedo real a que el sistema bancario europeo pueda ser más débil y vulnerable a una desaceleración del crecimiento de lo que muchos pensaban en un primer momento”, dijo Gary Herbert, un administrador de fondos de Brandywine Global Investment Management LLC, que gestiona alrededor de US$69.000 millones en activos globales de renta fija. “Es el epicentro de los temores respecto del crecimiento en el plano global, y no augura nada bueno”, agregó.
Los temores de las firmas administradoras de dinero se extienden hasta los bonos bancarios más seguros, lo que subraya que los inversores se apartan del riesgo en un amplio espectro de activos en la actualidad, desde acciones hasta materias primas y bonos empresariales. El costo de protegerse contra impagos en el caso de la deuda financiera europea y estadounidense más segura –los llamados bonos sénior no garantizados- ha trepado al nivel más alto desde 2013.
MENOS SÓLIDOS
El año pasado los inversores se mostraron dispuestos a comprar bonos bancarios con la teoría de que las firmas operadoras y las entidades crediticias demasiado grandes para quebrar tenían una gran solidez. Después de la crisis financiera, organismos reguladores y legisladores hicieron que a los grandes bancos les resultara más difícil tomar riesgos, distribuir grandes dividendos o adquirir entidades rivales.
Los bancos europeos se ven menos sólidos desde sus últimos informes de ganancias. Deutsche Bank, por ejemplo, dio a conocer el mes pasado su primera pérdida anual desde 2008, y sus acciones se han derrumbado. Las acciones de Credit Suisse cayeron al nivel más bajo desde 1991 luego de que el banco suizo informara sobre su mayor pérdida trimestral desde la crisis.
Los bancos han emitido alrededor de 91.000 millones de euros (US$102.000 millones) de los bonos de mayor riesgo, llamados bonos Tier 1 adicionales, desde abril de 2013. El problema es que no se ha sometido los valores a pruebas, y si un banco en problemas no logra rescatarlos en la primera oportunidad o interrumpe los pagos de cupones, los inversores podrían abandonar el barco, lo que generaría una amplia liquidación en los mercados de crédito corporativo.
“Es lo primero que se elimina de las carteras”, dijo David Butler, un administrador de cartera de Rogge Global Partners, que gestiona unos US$35.000 millones de activos. “Cuando el mercado general de crédito cambia, los inversores quedan expuestos”.