Donald Trump se enfrenta este martes a una prueba clave en la que los ciudadanos estadounidenses le darán el beneplácito a su gobierno o, por el contrario, le restarán poder para la segunda parte de su administración.
Es por esto que las elecciones legislativas, en las que se elegirá a los miembros tanto del Senado como de la Cámara de Representantes, son consideradas ahora mismo un auténtico referéndum a Trump.
(El Congreso de EE. UU. le muestra los dientes a Trump).
“Las ‘midterm’ son casi siempre un referéndum sobre el desempeño de la administración, pero en esta ocasión con Trump ese sentimiento es incluso más fuerte, pues la votación de este año está particularmente vinculada a las opiniones sobre el mismo presidente que sobre los legisladores”, resalta Christopher Borick, profesor de ciencias políticas del Muhlenberg College, en Pensilvania.
De momento, esta ‘consulta’ respecto del gobierno de Trump presenta una importante igualdad, aunque ligeramente desnivelada según la cámara del Congreso. De esta forma, se ve como en el Senado los republicanos tienen ligeramente la delantera y obtendrían, al día de hoy, casi la mayoría, quedándose a tan solo un escaño de los 51 necesarios para mantener el control.
(Cada vez hay más posibilidades de que Trump vaya a juicio).
Pero, por el contrario, en la Cámara de Representantes, son los demócratas los que presentan cierta ventaja, los cuales se quedarían en 204 asientos, teniendo en cuenta que la mayoría son 218. Los republicanos, según las encuestas, ganarían un total de 197.
Es más, de acuerdo con el proyecto de inteligencia de datos FiveThirtyEight, los demócratas tienen una probabilidad de 84,9% de obtener el control en la Cámara de Representantes, mientras que los republicanos mantendrían la mayoría del Senado con, una probabilidad de 85,1%.
Ante estas cifras, tanto los expertos como los ciudadanos parecen tener claro lo que está en juego en las elecciones legislativas. De acuerdo con Donald Green, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Columbia, en Nueva York, “representa un punto de inflexión clave para Trump. Una decisiva victoria demócrata terminaría con la agenda legislativa del Presidente y paralizaría los nombramientos de los tribunales, mientras que una victoria solo en la Cámara de Representantes pone fin a su agenda legislativa y potencialmente aumenta la amenaza de juicio político. Pero lo más importante es que inicia una ola de nuevas investigaciones por parte de los comités de la Cámara”.
Esta idea la comparte Mark Harkins, investigador sénior del instituto de asuntos corporativos de la Universidad de Georgetown, en Washington, quien indica que “lo que está en juego es quién controla la agenda en el Congreso. Quien tenga la mayoría puede determinar qué audiencias se llevan a cabo, qué legislación se adelanta y quién tiene que testificar. En el Senado, la mayoría también tiene que confirmar a los jueces y muchos empleados del ejecutivo, incluidos los embajadores y los secretarios del gabinete. Como parece que algunos miembros de la administración planean renunciar, quien lo controle ayudará a determinar quienes son los reemplazos”.
(Trump anunció menos impuestos para empresas y para la clase media).
Asimismo, como agrega Harkins, “de ganar los demócratas, una de las primeras acciones podría ser obtener la declaración de impuestos del Presidente para ver si algunas de sus acciones oficiales lo están beneficiando personalmente, y otras investigaciones”.
Lo cierto es que este impacto, no solo tendría que ver con la agenda legislativa y el poder de Trump en el Gobierno, sino que supondría un impacto internacional.
“En realidad, podemos decir que están en juego las repúblicas de todo el mundo, de las legislaturas, los juzgados y de las normas compartidas. Es por esto que el resultado tendrá un gran impacto internacional, en parte debido al papel central de Estados Unidos política, militar y culturalmente, así como a modo de inspiración para otros países”, señala David Sylvan, profesor de relaciones internacionales del Graduate Institute, en Ginebra.
FACTORES DE DECISIÓN
Sumado a que Donald Trump obtuvo la presidencia de Estados Unidos por un margen muy pequeño, su aprobación ha ido cayendo en este tiempo, llegando en la actualidad al 36%. Y, por supuesto, sus distintas medidas han generado tanto seguidores como grandes detractores.
Como pone de manifiesto Borick, uno de los principales ataques cruzados entre ambos partidos se da en torno al Obamacare, el cual es muy popular entre los demócratas, y los republicanos han tratado de contrarrestar la presión con otros asuntos.
Se podría decir que uno de ellos es, precisamente, la economía de Estados Unidos, la cual presenta el mejor crecimiento de los últimos años y un desempleo que no se veía desde 2009. Aunque hay aspectos en controversia. “La guerra comercial puede afectar; mucha gente está encantada de ver cómo se ha enfrentado a China, pues se le echa la culpa de muchos de los males de la clase obrera. Pero, por otra parte, varias de las grandes empresas están sufriendo los efectos, así como los agricultores. Con todo, la percepción de la economía es buenísima, y esto le va a ayudar, pues está la idea de que la economía va como nunca gracias a Trump”, apunta la economista del IE Business School, Gayle Allard.
Junto con este, los expertos ponen de relieve otro gran tema que podría definir los resultados finales: la migración. Cabe resaltar que Trump ha radicalizado en las últimas semanas su discurso contra la caravana de Centroamérica, lo que ha generado gran aceptación entre sus seguidores.
“Los agresivos ataques retóricos de Trump buscan apuntalar su base política y asegurarse de que voten a los republicanos el martes. De hecho, casi se puede decir que Trump está haciendo de esta elección un referéndum sobre sí mismo. El impacto es polarizar y energizar aún más el electorado en ambos lados. Con todo, Trump espera que los demócratas no salgan a votar y que su distrito electoral lo haga. Eso funcionó en 2016, y está apostando a que volverá a funcionar”, dice Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.
Pero la estrategia de Trump –en la que ha ubicado a la migración prácticamente como eje central de los últimos días de campaña– va más allá y, de acuerdo con David Schultz, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Hamline, en Minnesota, tiene varias dimensiones.
“En primer lugar, no hay duda de que la apelación explícita de Trump a la raza tiene el propósito de motivar su base. Las encuestas sugieren una base de apoyo y estos parecen responder a los problemas de inmigración. En segundo lugar, la apelación a la raza podría estar moviendo a los republicanos moderados y, especialmente a los votantes suburbanos con educación universitaria a votar contra los candidatos de Trump. Las encuestas sugieren que este llamamiento explícito a la raza está desestimando a los votantes más ricos y mejor educados. Por último, el objetivo es intimidar a los hispanos para que no voten, lo que sería fundamental, porque suponen el grueso de los demócratas en estados como Texas, Florida y Nuevo México”.
De hecho, como agrega Schultz, “la evidencia sugiere un mayor nivel de odio contra los hispanos y los judíos, pero, en general, de una mayor intolerancia”.
En resumen, el experto de Hamline asevera que, entre los principales temas que dirigirán las votaciones, “las encuestas sugieren que el cuidado de la salud y la economía son los problemas principales. Junto con eso, esta es una elección con las apelaciones más explícitas a la raza y el racismo desde 1988”.
Eso sí, frente a todo lo anterior, también existe la posibilidad de que Trump logre reforzar su poder. “Si los republicanos también mantienen el control de la Cámara, Trump será vindicado y probablemente doblará e intensificará su agenda en los próximos dos años. Prácticamente no habría controles sobre el gobierno en Washington”, considera Shifter.
Por lo pronto, el resto del mundo espera los últimos días para conocer los resultados de las elecciones legislativas en Estados Unidos, que marcarán en gran medida qué hará Estados Unidos los próximos dos años.
Rubén López Pérez