El Reino Unido rebajó al 0,9 por ciento su previsión de crecimiento para este año, frente al 1,7 por ciento pronosticado en marzo, y calculó que en el 2012 crecerá un 0,7 por ciento, si bien rechazó que el país iba a caer en recesión.
El ministro de Economía, George Osborne, presentó ayer ante la Cámara de los Comunes estas cifras, elaboradas por la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, auspiciada por el Gobierno para supervisar las finanzas públicas.
En la llamada Declaración de otoño sobre la economía, Osborne justificó la rebaja de las previsiones por los efectos de la crisis en la eurozona y dijo que su Gobierno hará “todo lo que haga falta” para proteger al Reino Unido de “la tormenta de la deuda”.