La extrema derecha está experimentando en la actualidad el mayor auge que ha logrado en las últimas décadas y el resto del mundo ve con gran temor el impacto político y social que puede tener esta ‘ola’.
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Las grandes posibilidades de que el radical Jair Bolsonaro se alce con la victoria esta semana en la segunda vuelta de Brasil han trasladado a Latinoamérica el miedo hacia un gobierno de ultraderecha. Sin embargo, este es un sentimiento con el que Europa lleva lidiando ya varios años.
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“El ascenso de la extrema derecha populista es posiblemente la mayor amenaza para la política en Europa desde las divisiones de la Guerra Fría de los años sesenta”, afirma Jim Shields, profesor de Política en la Universidad de Warwick.
Y, sumado a esto, el hecho de que sea una situación que va en aumento genera una mayor incertidumbre a nivel mundial. “Estos partidos cada día son mas fuertes y la tendencia es claramente alcista.
Los casos de Hungría, Polonia e Italia son tal vez los más emblemáticos, pero no se deben obviar los de Holanda, Austria, Finlandia, Suecia o la propia Alemania, casos en lo que vemos que la extrema derecha gobierna o se acerca a niveles que le permiten liderar la oposición”, asegura Manuel Muñiz, decano de la IE School of International Relations.
Ahora, con la posibilidad de que Bolsonaro gobierne en la principal economía de la región, Latinoamérica también está cerca de subirse a esta tendencia. Como explica Mauricio Jaramillo, profesor de la Universidad del Rosario, “si bien hay dirigentes con un perfil empresarial, tecnócratas o más vinculados a los poderes económicos, no se puede decir que Macri o Piñera representen a la extrema derecha; esta es la primera vez que alguien con un discurso tan fuerte contra mujeres, LGTBI o afros pueda llegar al poder”.
Con todo, ¿qué razones hay detrás de este auge? Tal como resalta Nicoletta Cavazza, profesora de Psicología Social de la Universidad de Módena y Reggio Emilia, “el surgimiento de la extrema derecha en Italia es un ejemplo para otros casos que se explica por la convergencia de tres factores: el rápido crecimiento del flujo de inmigración, las consecuencias de la globalización y la crisis del sistema político tradicional. Así, estos líderes ofrecen respuestas simples a preguntas complejas como detener el flujo de inmigración o criticar las políticas económicas, entre otras”.
Asimismo, esta idea para el caso italiano la comparte Sergio Splendore, profesor del departamento de Estudios Políticos y Sociales de la Universidad de Milán, quien afirma que “el electorado italiano considera al Movimiento 5 Estrellas y a la Liga Norte (fuerzas que gobiernan actualmente) como un signo de discontinuidad con respecto al pasado.
En su gobierno son, o al menos son eficaces para decirse a sí mismos que lo son, rápidos y firmes para tomar decisiones y se presentan como esa ruptura con las fuerzas que son identificadas como los causantes de muchos de los problemas del país. Además, ofrecen una receta clara, maniquea y fácilmente comprensible para todos”.
En este sentido, algo similar ha ocurrido en Brasil con Bolsonaro. “Los principales factores que explican su ascenso son la desconfianza de la población en los partidos tradicionales por los escándalos de corrupción, la crisis económica y la mala situación de la seguridad pública, que coloca a Brasil como el país con mayor índice de homicidios del mundo”, asegura el profesor de Ibmec, Pablo Saturnino Braga, desde Río de Janeiro.
Aunque, eso sí, el caso brasileño muestra diferencias con el europeo pues, como agrega Saturnino Braga, “este es un fenómeno que se explica por los fracasos políticos y económicos del liberalismo. El discurso nacionalista enfatiza la preservación de las identidades nacionales y estimula la xenofobia, al tiempo que promete defender la economía de los efectos negativos de la globalización neoliberal. En Brasil ese fenómeno es diferente de Europa y Estados Unidos, pues el proyecto de la extrema derecha se asocia a una perspectiva neoliberal en la economía”.

Extrema derecha
Un fuerte temor
Algunas de las características que definen a los principales líderes de los partidos de extrema derecha son precisamente los aspectos que generan un gran temor entre los ciudadanos de todas las regiones.
Desde la xenofobia y la homofobia, que muestran fuertes creencias ultraconservadoras, hasta políticas populistas y –en algunos casos– tendencias e ideales neonazis, muchos de los valores de estos partidos suponen, según los expertos, graves riesgos para las distintas sociedades.
Shields apunta en este sentido que “la marca de extrema derecha y del populismo conlleva una amenaza grave para la cohesión de las comunidades, a través de sus impulsos xenófobos, nativistas y su iliberalismo social”.
Esto, precisamente, podría tener graves consecuencias en los pueblos de la Unión Europea. En palabras de Muñiz, “muchos de estos partidos proponen políticas que violan los derechos de ciertas minorías, quieren limitar el campo de acción y en algunos casos desmantelar la Unión Europea, acabar con la libre circulación de personas o reducir la libertad de prensa, entre otros. Esta agenda traerá consigo una enorme destrucción de valor y podría retornar a Europa a las épocas mas oscuras de su pasado”.
De nuevo, el caso de Brasil –en el supuesto de que Bolsonaro gane la Presidencia– tiene sus implicaciones concretas. “Los impactos serán profundos, principalmente por la agenda conservadora y religiosa con relación a temas sociales. El lema de campaña del candidato, ‘Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos’, refleja su retórica nacionalista y religiosa, con la defensa de una perspectiva protestante que tiene un poderoso y ambicioso proyecto en Brasil”, dijo el profesor de Ibmec.
Por todo esto es que el impacto que puede tener un mayor auge de las fuerzas políticas de ultraderecha puede ser variado. “De la evidencia que tenemos, algunos de los aspectos que se pueden ver es que el espectro político puede tender hacia la derecha, permitiendo más argumentos autoritarios y xenófobos en el discurso político, como vemos con la Hungría de Viktor Orbán o la Italia de Matteo Salvini”, resalta Shield de la Universidad de Warwick, en Reino Unido.
Cabe resaltar que el éxito de la ultraderecha también presenta grandes diferencias entre los distintos países, pues hay casos en las que estos líderes ejercen el gobierno y otros en los que no lo hacen. Así, entre los que pueden llegar al máximo poder, se pueden encontrar varios ejemplos como Donald Trump en Estados Unidos, Viktor Orbán en Hungría, Jaroslaw Kaczynski en Polonia, Matteo Salvini en Italia y, de confirmarse las encuestas, a Jair Bolsonaro en Brasil.
Pero no son los únicos casos. Uno de los más llamativos es el éxito de Marine Le Pen en Francia, que disputó la segunda vuelta contra Emmanuel Macron, o Alternativa para Alemania, que en las últimas elecciones logró volver a introducir a fuerzas ‘neonazis’ en el parlamento desde el Tercer Reich de Adolf Hitler.
También están Geert Wilders en Países Bajos, Jimmie Åkesson en Suecia, Nikos Michaloliakos en Grecia, Jussi Halla-aho en Finlandia, Kristian Thulesen Dahl en Dinamarca o Santiago Abascal en España, quienes han ido repuntando en las intenciones de voto de los distintos países de la Unión Europea.
Elecciones europeas
Sumado a todo lo anterior, otro de los principales miedos que se pueden ver hoy en día en Europa es el auge de partidos de extrema derecha con las elecciones de la UE que se celebrarán el próximo año como telón de fondo, pues estas formaciones –en caso de tener éxito– podrían lograr mucha mayor influencia en la UE e, incluso, cargos de poder.
“Lo que se espera es que los partidos de extrema derecha obtengan unos resultados en las próximas elecciones europeas mucho mejores que en las anteriores. Si logran algo cercano a un tercio de los diputados del Parlamento Europeo, habrán sido unas elecciones realmente malas para las fuerzas políticas tradicionales.
De hecho, un resultado así obligaría a que los socialistas, conservadores y liberales europeos tengan que pactar la elección de los altos cargos ya que ninguno tendría una mayoría clara”, apunta Muñiz.
Pero, eso sí, la UE no debería estar en peligro. De acuerdo con Splendore, “teniendo en cuenta que desde mi punto de vista Europa es y ha sido un gran proyecto político, que realmente ha devuelto muchas cosas positivas a los europeos, también creo que la UE se ha vuelto muy fuerte y, por lo tanto, es difícil deconstruirla o destruirla. En este sentido, una alianza entre fuerzas antieuropeas o de extrema derecha puede debilitar a la UE, pero creo que no pueda poner fin a este proyecto político”.
En definitiva, los expertos dejan claro que el auge de la extrema derecha es un problema que el resto de la política no ha sabido frenar en ninguna parte del mundo. De momento, esta semana se definirá si esta tendencia política radical aterriza también en la región, de la mano de Bolsonaro, quien, según los últimos sondeos, cuenta con una intención de voto del 59%.
¿En qué se basa la economía de la extrema derecha?
Quizá uno de los referentes más claros de las políticas de extrema derecha desde el punto de vista económico es Donald Trump con la guerra comercial que está llevando a cabo en el mundo. Tal como explica Muñiz, “en
su mayoría, las agendas económicas que se suelen postular, buscan la vuelta a un mundo menos abierto e interdependiente. Por lo general defienden el derecho a intervenir en la economía de forma más agresiva y a nacionalizar industrias. Muchos se oponen al libre comercio y a los acuerdos multilaterales. Al rechazar el multiculturalismo suponen también una amenaza para los ecosistemas de innovación que viven, precisamente, de la capacidad de atraer talento de todo el mundo. Por lo tanto, una Europa más nacionalista sería también una Europa menos abierta, menos innovadora y más pobre, una de las grandes paradojas de nuestra era”.