El futuro del Brexit ya no está en las manos de Boris Johnson. El Parlamento británico le arrebató ese poder cuando aprobó el inicio del trámite de una ley para impedir que el Gobierno ejecute una salida sin acuerdo de la Unión Europea el 31 de octubre de este año, la cual es la principal amenaza del primer ministro. Hoy se define si ese proceso se hace norma.
Aunque la derrota de Johnson se daba por hecho, el día no pudo empezar peor para él, pues en el inicio de los debates parlamentarios el conservador Phillip Lee anunció que abandonaba el partido para sumarse a los liberademócratas, formación opuesta al Brexit, lo que le quitó al ‘premier’ la mayoría en la Cámara.
(Primer ministro británico pierde las mayorías en el parlamento).
Luego, se confirmó la rebelión de varios otros conservadores, como el exministro de economía, Philip Hammond, que se unieron a la oposición y sumaron 328 apoyos para dar inicio al trámite de la ley, frente a los 301 que logró Johnson. En total, 21 diputados del partido gobernante se sumaron a los opositores.
En concreto, el plan de los ‘rebeldes’ es votar hoy una legislación que obligue al Gobierno a pedir una extensión de la salida hasta el 31 de enero de 2020 en caso de que no se logre un acuerdo con la UE antes del 31 de octubre. Si el Parlamento da luz verde a esta medida, Johnson aseguró que convocará a elecciones anticipadas, las cuales se harían el 15 de octubre, apenas dos semanas antes de la fecha.
“Yo no quiero unas elecciones, pero si los diputados votan para forzar otro retraso inútil del Brexit, entonces ese será el único modo de resolver esto”, aseguró Johnson.
El plan del primer ministro era ir a Bruselas, a la cumbre que tendrá lugar el 17 y 18 de octubre, y lograr mayores concesiones para Reino Unido. Sin embargo, ayer mismo fuentes de la UE se mostraron escépticos en cuanto a las propuestas que ofrecería Johnson.
“Este es un enfrentamiento entre un gobierno británico y un parlamento como nunca hemos visto en la era posterior a 1945. Y un ejecutivo que se comporta con una beligerancia sin precedentes. A medida que ingresamos a la etapa final, la palabra “compromiso” ha desaparecido de la política. Ahora, se trata de líneas de batalla entre partidarios y opositores, tanto de Johnson como de la salida sin acuerdo. Nunca la política británica ha estado más dividida”, explica Jim Shields, profesor de Política en la Universidad de Warwick.
Ante esto, los expertos aseguran que Johnson tiene dos opciones, o tratar de buscar la forma de rechazar la ley del Parlamento o, como aseguró que hará, convocar las elecciones, lo cual podría suponer tanto conseguir vía libre para llevar adelante su plan del Brexit duro, como firmar su muerte política si llegara a perder los comicios.
“Si se celebran elecciones antes del 31 de octubre, los afines esperarán una mayoría más grande que libere a Johnson para impulsar el Brexit con o sin un acuerdo. Los demás esperarán que una elección genere un parlamento sin mayoría conservadora que resuelva el estancamiento de la situación y convoque un nuevo referéndum”, apunta Shields, a lo que agrega que “el Gobierno tiene una gran ventaja: está unido en torno a una visión clara de lo que quieren lograr. En comparación con esa claridad, la oposición se divide en muchos partidos, facciones y objetivos, lo que disipa su poder real. Sin importar quien gane esta batalla épica, las cicatrices y las divisiones serán evidentes en la política británica durante muchos años”.
El Partido Conservador ha logrado incrementar su intención de voto desde que Boris Johnson se hizo con el poder, llegando al 34%, mientras que el laborismo y los liberaldemócratas tendrían 22% y al 17%, según YouGov.
Eso tuvo lugar justo cuando la ONU publicó un informe en el que aseguró que si se da un Brexit sin acuerdo, Reino Unido perdería más de US$16.000 millones en exportaciones hacia la UE, así como varios miles de millones a otros países.
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