Con las elecciones presidenciales de Ecuador de este fin de semana, Latinoamérica da inicio oficial al calendario electoral que llevará a cambios en los liderazgos de varios países de la región, lo que se convierte en un nuevo foco de incertidumbre económica ante un año que también se prevé difícil para Latinoamérica.
Al contar ya en este listado con la renovación que se llevó a cabo esta semana en el Senado de Brasil, proceso que le dio un mayor control a Jair Bolsonaro del legislativo de este país, la elección del sucesor de Lenín Moreno en Ecuador es la primera fecha importante en el calendario.
Después vendrá, el 11 de abril, los comicios presidenciales en Perú, las cuáles serán un foco de volatilidad por la crisis política que vive ese país tras la destitución de Martín Vizcarra.
También tendrán lugar otras dos citas clave, que son las elecciones legislativas en México y Argentina de mitad de mandato, que definirán el poder estos presidentes para la segunda parte de sus gobiernos.
(Le puede interesar: Exitosa emisión de bonos para apoyar la reactivación de la región)
Por último, en noviembre se elegirá al próximo presidente de Chile y sucesor de Sebastián Piñera, al tiempo que también se elegirán nuevos líderes en Honduras y Nicaragua.
No hay que olvidar tampoco otros factores como el de Chile, que estará inmerso durante el 2021 en un proceso para crear su nueva constitución, cuya asamblea se elegirá en abril.
Todo esto se da bajo un panorama económico que sigue siendo oscuro para la región. Sumado al desplome de 7,4% que espera el Fondo Monetario Internacional para Latinoamérica en 2020, se sumaría un avance de tan solo 4,1% en 2021 y 2,9% en 2022. Esto sin contar que, como alertó el Banco Mundial, si la vacunación no se da como se espera, esa cifra podría reducirse a menos de 1%.
Asimismo, se espera que América Latina cerraría 2021 con un endeudamiento público de 79,3% del PIB, casi 11 puntos porcentuales más que en el cierre de 2019. Y en cuanto al lado fiscal, el FMI indica que el déficit será de alrededor de 5,3% del PIB.
Esto, sin desconocer que el desempleo se espera que siga por encima de los dos dígitos, la confirmación de una década perdida en PIB per cápita y una pobreza que se proyecta al cierre de 2020 habría alcanzado a más de 230 millones de personas en Latinoamérica y a 93 millones en el caso de la pobreza extrema.
Como explica Daniel Velandia, director de estudios económicos de Credicorp Capital, “sin duda el tema electoral es un factor grande de incertidumbre, y lo será más conforme vaya pasando el año, por lo que va a ser clave para el desempeño económico de la región. No hay que olvidar que cuando hay periodo electoral, las decisiones de inversión se posponen hasta que haya más claridad, tanto en el mercado de capitales como en inversión real”.
De igual forma, Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research, apunta que “luego de un año tan complejo en términos sociales y económicos, no hay duda que el proceso electoral permeará esta realidad y será clave para determinar el rumbo. El desgaste de la población por los cierres, cuarentenas y restricciones le pasará cuenta de cobro a los gobernantes vigentes y nutrirá el discurso de quienes procuran sucederles. La unidad y los objetivos comunes son centrales para superar con el menor costo esta pandemia, por lo que discursos que polarizan y enfrentan pueden incrementar la incertidumbre y, con ella, el costo de superar esta difícil situación”.
(También puede leer: América Latina se ratificó como la región más desigual del mundo)
Ante esto, la volatilidad, populismo y menor disciplina fiscal se erigen como otros riesgos que podría haber tras estos procesos.
Según Velandia, “claramente hay un riesgo de que haya más populismo, el cual ha venido aumentando, y que eso llegue a implicar riesgos en el crecimiento y también en las cuentas fiscales. Por esto, será clave que haya presidentes y congresos que mantengan la disciplina fiscal y económica. En principio no esperamos riesgos de este tipo en países como Perú y Chile, pero habrá volatilidad, pues la gente quiere más cosas, el descontento no se ha acabado, y esto podría aumentar estas tendencias”.
Rubén López Pérez