Moisés Naím es uno de los analistas más connotados de relaciones internacionales a nivel mundial, como quiera que fue editor de la revista estadounidense ‘Foreign Policy’ por 14 años. En la década del 90 del siglo pasado, Naím fue ministro de comercio e industria de Venezuela, así como director del Banco Central.
Como conocedor de primera mano de lo que pasa en su país y con la experiencia de haber ocupado altos cargos, Naím opina lo que será la reestructuración de la deuda de Venezuela, que entró en cesación de pagos, y lo que viene tanto económica como políticamente para la ya convulsionada nación suramericana.
Venezuela entró en cesación de pagos parcial de su deuda, ¿qué implica?
La cesación de pagos de Venezuela es la crónica de una muerte anunciada. Todos los expertos en el tema no dudaban que iba a haber una cesación de pagos, la diferencia era de cuándo y cómo. Estamos llegando a lo que uno podría llamar el principio del fin. Con esta cesación de pagos, lo que estamos diciendo es que con esto comienza un proceso donde cada vez más vamos a llegar más cerca a la cesación de pagos completa de toda la deuda, que va a ser algo caótico, desorganizado y doloroso en términos económicos.
¿Qué pasa cuando hay una cesación de pagos?
Sigue lo que debería ser una negociación. Lo primero que hay que decir es que la deuda de Venezuela llega a los 150.000 millones de dólares, una parte está en bonos y documentos en papeles transables en los mercados internacionales, muchos de esos bonos son emitidos por petróleos de Venezuela con garantía de la República.
Lo que ocurre básicamente en una reestructuración es un canje de bonos donde el valor de los bonos se disminuye y se canjea por nuevos bonos con plazos más largos. El tenor de la deuda cambia.
Todo eso forma parte de una negociación, y esta tiene que ir asociada con que el deudor explica qué cambios va a hacer en su estructura económica que va a generar los ingresos que permitan pagar la deuda.
Entonces es imposible llegar a una negociación sino hay también una negociación sobre el tipo de reformas que va a haber en la economía que permitan generar las divisas con las que a su vez se va a pagar la deuda en el futuro.
Esto ocurre en el momento en que la industria petrolera venezolana continúa su caída. Estamos produciendo la menor cantidad de crudo en décadas así como la capacidad de refinación sigue disminuyendo. Todo debido a la falta de inversión, de malas prácticas, corrupción y mala gerencia.
Por eso digo que la reestructuración de la deuda va a ser caótica, porque también van a haber más actores involucrados. Esto es el principio del fin, pero esta película tiene varios capítulos para dar.
¿Esto obligará al régimen chavista a hacer unas reformas que nunca ha querido hacer?
El Gobierno no ha dicho cuál es su propuesta. El lunes hubo una reunión en Caracas donde el presidente de la comisión negociadora de la deuda de Venezuela, que es el vicepresidente del país, Tareck El Aissami, que además está sancionado en Estados Unidos por narcotraficante, convocó a Caracas a los acreedores y lo único que ocurrió fue que leyó un documento y se fue, no hubo preguntas ni intercambio con gente que viajó desde todas partes del mundo. Simplemente leyó un documento que hubieran podido leer sin tanto problema y sin necesidad de haber viajado.
¿Y por qué no hubo propuesta?
Porque el Gobierno de Venezuela no tiene una propuesta, o al menos no la ha hecho clara, para la reestructuración de la deuda. También sabemos que la comisión de la negociación de la deuda no tiene la competencia técnica, legal, jurídica ni financiera para hacerlo. Ninguno de los miembros de esa comisión tiene credibilidad o experiencia en el mundo financiero.
¿Los acreedores también se pueden negar a renegociar porque la reestructuración no tiene la aprobación de la Asamblea Nacional?
La Constitución de Venezuela dice que no puede haber endeudamiento de la República sino es aprobada por la Asamblea Nacional, legítimamente elegida por el pueblo, que el Gobierno ha estado tratando de anular con una Asamblea no reconocida por ningún gobierno importante del mundo.
Entonces para un acreedor es muy difícil llegar a un acuerdo y firmar un documento que no es legal, que no esté aprobado por la Asamblea Legislativa de Venezuela.
Simplemente no es posible firmar un acuerdo de reestructuración de pagos sino tiene fuerza legal.
¿Entonces esta es casi la única baza que tiene el legislativo para negociar con el Gobierno?
Eso es correcto y esas negociaciones están ocurriendo en Santo Domingo (República Dominicana).
¿Cómo afectaría al pueblo venezolano sino hay reestructuración?
El valor de la moneda se devaluaría más, el acceso del país a los mercados financieros quedaría cortado, la capacidad de importar medicinas y alimentos como materias primas y maquinaría se vería muy dificultada y Venezuela tendría un aislamiento internacional muy fuerte que tendría consecuencias como un mayor desabastecimiento de artículos de todo tipo. La economía venezolana sufriría un impacto aún mayor de lo que ha sucedido hasta ahora.
¿Esto podría llevar a la caída del régimen chavista?
Todo depende de los militares narcotraficantes venezolanos.
Pedro Vargas Núñez
Editor Porrtafolio.co