El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró este miércoles la firma de un "crucial" acuerdo comercial con China, en una ceremonia en Washington junto con el principal negociador chino, Liu He.
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"Hoy dimos un paso crucial, uno que no habíamos dado antes con China", que va a asegurar un intercambio "justo y recíproco", dijo Trump durante la ceremonia en la Casa Blanca, en la que anunció que visitará a ese país en un "futuro no muy lejano".
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El acuerdo de "primera fase" que Trump describió recientemente como un "monstruo grande y hermoso" no es en absoluto un pacto comercial estándar: con 86 paginas, es más delgado que la mayoría en cuanto a contenido y compromisos. Estados Unidos acordó reducir a la mitad los aranceles del 15% a importaciones por más de US$120.000 millones y retrasar otros a cambio del compromiso de China de introducir reformas estructurales y comprar bienes y servicios estadounidenses por US$200.000 millones adicionales durante los próximos dos años.
¿VICTORIA PARA TRUMP Y XI?
"Es una gran victoria para el presidente", dijo Stephen Vaughn, que hasta el año pasado ayudó a supervisar las políticas comerciales de Trump como asesor general y mano derecha del representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer.
"Ha conseguido que China haga compromisos más fuertes de lo que ha hecho en acuerdos anteriores".
Para Xi, el acuerdo frena una hemorragia de una guerra comercial de casi dos años en un momento en que se enfrenta a una economía con el crecimiento más lento en tres décadas y protestas sin precedentes en Hong Kong. El presidente mostró un tono optimista a principios de 2020, subrayando el "extraordinario esplendor chino y la fuerza china".
"Ante situaciones severas y complejas internas e internacionales y diversos riesgos y dificultades, hemos podido avanzar firmemente", dijo el presidente chino a líderes del partido la semana pasada. Pero persisten una serie de complicaciones. Estados Unidos y China se encaminan a una mayor confrontación sobre políticas industriales, conflictos geopolíticos como Taiwán y el Mar del Sur de China, y los campos de detención en Pekín para musulmanes uigures étnicos en la región occidental de Xinjiang, en el extremo occidental de China, temas que los detractores de Xi dicen que se podrían haber manejado mejor.
El punto contencioso más inmediato probablemente sea el futuro de la tecnología 5G y el destino de Huawei Technologies Co., la compañía tecnológica líder de China. La Administración Trump está considerando medidas para limitar aún más la capacidad de las empresas estadounidenses de proporcionar suministros a Huawei, además de presionar a otros países del mundo para que eviten el uso de sus equipos para redes móviles 5G.