El producto interno bruto (PIB) de la eurozona creció un 0,1% en el primer trimestre del año, saliendo así del estancamiento del último trimestre de 2022, según la oficina comunitaria de estadística Eurostat, que confirma el dato preliminar que publicó a finales del mes de abril.
La economía de la Unión Europea en su conjunto, por su parte, se expandió un 0,2% de enero a marzo, una décima menos que lo calculado en abril, aun así tres décimas más que en el último trimestre de 2022, un periodo en el que la actividad del bloque se contrajo un 0,1%.
(El PIB de la eurozona aumentó un 0,1 % en el primer trimestre).
En términos interanuales, el PIB de la eurozona se expandió un 1,3%, cinco décimas menos que en el cuarto trimestre de 2022, mientras que la actividad económica en el conjunto de la UE aumentó un 1,2%, también cinco décimas menos.
De forma paralela, la oficina estadística Eurostat informó que el número de personas empleadas aumentó un 0,6% tanto en la zona euro como en el conjunto de los Veintisiete durante el primer trimestre del año.
(Cayó la producción industrial de la Unión Europea y eurozona).
Esto supone una aceleración en la creación de empleo con respecto a los tres meses precedentes, en los que el crecimiento registrado fue del 3%.
En comparación con el primer trimestre de 2022, el incremento de europeos con trabajo fue del 1,7% en los países de la moneda común y del 1,6% en toda la UE, también por encima de las tasas observadas en los últimos tres meses del pasado año, que fueron del 1,5% y del 1,3%, respectivamente.
(Comisión Europea mejora su proyección de crecimiento para la eurozona).
Llevando la mirada a la evolución por países, Polonia fue el Estado miembro con mayor crecimiento económico del bloque entre enero y marzo registrando un 3,9%, seguido se encuentra Portugal con un 1,6%, similar a Finlandia con 1,1 %.
Por su parte, Chipre presentó un dato positivo de 0,8%, seguido de Eslovenia con 0,6%, mientras que España, Italia y Letonia registraron un 0,3%.
(Colombia, entre los países de la Ocde con mayor número de desempleados).
Tras ellos se situaron Bélgica y Bulgaria (0,4 %), Dinamarca (0,3 %), Francia, Eslovaquia y Suecia (0,2 %) y Rumanía y República Checa (0,1 %), mientras que Alemania registró un crecimiento nulo del 0%, evitando así la recesión técnica puesto que cerró 2022 con una contracción del 0,5 %.
Por contra, se situaron en territorio negativo en el primer trimestre Lituania con -3 %, similar a Irlanda con -2,7%, a su turno, Países Bajos con -0,7%, Austria con 0,3 % y Hungría con un -0,2%.
Debido a los diferentes sucesos económicos presentados en los últimos días ante una posible recesión, sumada a una crisis bancaria, aparentemente bajo control, estos datos confirman que tanto la eurozona y la UE escaparon de la recesión técnica que amenazó con frenar la actividad económica a finales de 2022.
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Otras de las razones fueron el impacto de la inflación y los consiguientes aumentos de los tipos de interés adoptados por el Banco Central Europeo para controlarla.
La situación económica fue abordada precisamente este lunes por el Eurogrupo pocas horas después de que la Comisión Europea publicara unas nuevas previsiones económicas más optimistas que sus cálculos anteriores gracias al marcado descenso de los precios de la energía, acompañado de los menores problemas en las cadenas de suministros y la fortaleza del mercado laboral.
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En concreto, los servicios económicos del Ejecutivo comunitario calculan que el PIB se expandirá en 2023 un 1,1% en la eurozona y un 1,0% en la UE; mientras que en 2024 crecerá un 1,6% y un 1,7%, respectivamente, en ambos casos dos y una décima por encima de la proyección anterior.
Sin embargo, desde Bruselas se prevé que la inflación se reduzca más lento de lo que calculó en febrero, bajando hasta el 5,8% este año y al 2,8% el próximo en el área del euro, y destaca que la inflación subyacente (que excluye el efecto de la energía y los alimentos frescos por ser los más volátiles) se mantendrá incluso por encima de estas tasas, en el 6,1% y el 3,2%.
EFE