Desde que el primer emperador creó un enorme ejército de guerreros de terracota para proteger su tumba por la eternidad, los líderes chinos se han obsesionado con gestos grandilocuentes y los monumentos gigantescos.
Construyeron la Gran Muralla, un proyecto que abarcó varias dinastías y que no pudo mantener a raya a las hordas bárbaras, y más recientemente implementaron el ‘gran salto adelante’, el plan económico de Mao Zedong, que provocó la peor hambruna artificial en la historia.
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En comparación con éstos, el plan del presidente chino Xi Jinping de convertir un remanso pantanoso en una ciudad “verde e innovadora y de clase mundial” dos veces del tamaño de la ciudad de Hong Kong y casi tres veces del tamaño de la ciudad de Nueva York parece modesto.
El plan, anunciado este mes, de crear la ‘Nueva Área de Xiongan’ fue proclamado por los estrictamente controlados medios estatales chinos como “una gran estrategia que durará un milenio” y “un gran esfuerzo nacional”. Un comentarista servil incluso dijo que “Xiongan mostrará cómo el socialismo funciona en una moderna y original metrópolis, libre de los problemas planteados por la mayoría de las comunidades capitalistas”.
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Eso podría ser un poquito exagerado: es un hecho que la nueva ciudad será una maravilla de la planificación central dirigida por el estado y un testimonio de la escasez de imaginación entre los funcionarios comunistas encargados de la economía del país.
Han transcurrido tres años y medio desde que el Partido Comunista dio a conocer su plan de reformas económicas y la mayoría de ellas ni siquiera han comenzado. Aparentemente frustrado, Xi ha optado por el gran gesto.
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Los defensores del plan Xiongan señalan la zona económica especial de Shenzhen, la cual a principios de la década de 1980 era un montón de pequeñas aldeas de pescadores, pero ahora es una de las cuatro mayores y más prósperas ciudades de China.
También señalan Pudong, el área al otro lado del río del viejo Shanghái, transformada de un tranquilo suburbio durante los primeros años de la década de 1990 en el actual flamante distrito financiero de la mayor y más rica ciudad de China.
Pero por cada uno de los ejemplos como Shenzhen y Pudong hay decenas de intentos fallidos de crear ciudades de la nada.
El incentivo principal para contribuir al proyecto Xiongan parece ser la oportunidad para congraciarse con el régimen contribuyendo al proyecto favorito del emperador.
La ubicación era crucial para el éxito de Shenzhen, justo al otro lado de la frontera de la rica excolonia británica de Hong Kong; y de Pudong, con su cercanía al histórico centro comercial de Shanghái.
Sin embargo, Xiongan está a más de 100 km del centro de Beijing, en la zona rural de la provincia de Hebei. No tiene un puerto ni ventajas naturales y nunca ha sido un centro de comercio o empresas.
Quizá el ingrediente más crucial para el éxito de las zonas económicas anteriores fue el constante flujo de inversión extranjera, que trajo consigo la tecnología, el conocimiento y las prácticas comerciales avanzadas. Pero Xi y sus subalternos han excluido explícitamente una significativa participación extranjera en Xiongan.
Analistas de UBS estiman que hasta US$580.000 millones — aproximadamente el producto interno bruto de Argentina — podrían invertirse en la construcción de Xiongan durante las próximas dos décadas. La mayor parte de esto será costeada nuevamente por los bancos estatales, a pesar de la creciente carga de deuda del país.
La respuesta inmediata al plan Xiongan Xi fue tanto predecible como ridícula: los precios de la propiedad en el área se triplicaron de la noche a la mañana antes de que el Gobierno prohibiera la venta de propiedades, clausurara 71 agentes inmobiliarios y detuviera a siete personas por “violaciones inmobiliarias” no especificadas.
Luego, en una maniobra que no habría sido necesaria en la época del ejército de terracota o de la Gran Muralla, el Partido Comunista emitió una orden a sus censores de internet: todas las críticas y comentarios negativos acerca de la Nueva Área de Xiongan deben eliminarse inmediatamente.
Internacional
29 abr 2017 - 11:16 a. m.
La ambición de Xi de construir una nueva gran ciudad china
El más reciente plan del presidente chino para crear ‘Xiongan’ puede estar yendo demasiado lejos.

Xi Jinping, presidente de China.
POR:
FINANCIAL TIMES
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