Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos con una agenda económica y política populista basada en ‘Hacer a América grande otra vez’, mediante el fortalecimiento de la producción manufacturera interna, el recorte de impuestos, una gran inversión en infraestructura, menor regulación para el sector financiero y farmacéutico, así como la renegociación de tratados comerciales y el freno a importaciones, principalmente desde China.
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Adiós al ‘Obamacare’
Desde ya el Congreso de Estados Unidos, a manos de los republicanos, está dando los primeros pasos para terminar con la Ley de Asistencia Asequible (‘Obamacare’), implantado por el presidente Obama, y el cual exige que todos los estadounidenses tengan un seguro de salud.
Mediante su plan, Trump pretende ampliar el acceso a la asistencia médica, haciéndola de mayor calidad y más accesible al mismo tiempo que se elimina el abuso, despilfarro y el fraude, que según él, son de fácil práctica con el ‘Obamacare’.
Se comprometió a que los estadounidenses que no tienen para pagar un seguro de salud queden cubiertos.
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Apoyo a fuentes de energía fósiles
Trump quiere la independencia energética del país y para esto apoyará la explotación de petróleo, gas y carbón en Estados Unidos.
Estos hidrocarburos, altamente contaminantes, perdieron el apoyo de la administración Obama, por afectar al cambio climático.
Trump no cree que los humanos estén causando el calentamiento global, y piensa que es poco lo que se puede hacer para evitarlo. Cree que las medidas que ha adoptado el país para combatir el cambio climático han causado pérdidas económicas y empleos para el país.
Por esto, ha sugerido retirarse del histórico Acuerdo de París, que supone el principal paso a nivel mundial para evitar mayores afectaciones por el cambio climático.
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Reducción de impuestos
Durante la campaña y después como presidente electo, Trump ha propuesto la reducción de impuestos para reactivar la economía del país y hacerla crecer por lo menos a tres por ciento anual.
Entre lo más importante, está la disminución del impuesto corporativo de 38 por ciento, el más alto del mundo, a 15 por ciento para que las multinacionales que producen fuera de Estados Unidos regresen a fabricar en el país y generen empleo, y así evitar que otras se vayan de la unión.
De la misma manera, propone incentivar la repatriación de capitales de las compañías estadounidenses en paraísos fiscales, calculado en unos cinco billones de dólares, a cambio de un impuesto único de 10 por ciento.
En cuanto a las personas naturales, la carga impositiva se reduciría desde los siete niveles actuales a tres de 12, 25 y 33 por ciento.
Pretende eliminar el tributo sobre la renta para las personas con bajos ingresos, el impuesto mínimo alternativo, a la herencia y aplicar una deducción por el cuidado de niños.
Así mismo, propone suprimir la deducción de “intereses acumulados”, mediante el cual se permitiría a los administradores de fondos de cobertura y fondos de capital privado ser gravados a la tasa del impuesto a las ganancias de capital (15 por ciento) en lugar de la tasa del impuesto sobre la renta (39,6 por ciento).
El centro de políticas de impuestos afirma que de llevarse a cabo estas medidas, el déficit nacional se incrementará en un billón de dólares.
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Desregulación de la banca
El presidente electo basó su campaña electoral en su oposición a Wall Street y los grandes banqueros, pero sin duda, uno de los sectores más beneficiados con sus políticas va a ser el mercado bursátil.
Propuso eliminar la ley Dodd-Frank, expedida después de la crisis financiera de 2008 como una manera de evitar que se produjera otra crisis por el escaso control al sistema bancario, que permite una supervisión máxima a la banca y que incluye limitaciones a inversiones en ‘fondos hedge’, materias primas y negociación de acciones propias, entre otras.
Los analistas opinan que esto aumentará los riesgos financieros nuevamente e incrementará la rentabilidad del sistema financiero.
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Proteccionismo comercial
Trump asegura que los tratados comerciales han sido los culpables del aumento del desempleo, la desindustrialización y del deterioro de la calidad de vida de una parte de los estadounidenses.
Por esto, asegura que lo primero que hará al llegar a la presidencia será desvincularse del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP), negociado e impulsado por la administración Obama, y renegociar tratados bilaterales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) con México y Canadá para conseguir mejores condiciones para su país.
Habla de imponer fuertes aranceles a los productos importados de China y México (45% y 35%) para obligar a las empresas a producir en el país. Hasta el momento, su estrategia de presión a través de twitter ha tenido éxito, pues empresas como Carriers, que quería trasladarse a México para producir sus aires acondicionados, y las automotrices Ford, General Motor y Fiat Chrysler, cancelaron inversiones en el país latinoamericano.
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Inversión en infraestructura
Trump propuso inversiones en este campo por 700.000 millones de dólares como una forma de impulsar la economía, con materias primas, como el acero, estadounidense.
Con esto, la economía crecería con un impulso del gasto público generando empleo e impulsando el consumo, este último constituye dos tercios de la economía del país.
El Banco Mundial reconoció la semana pasada que de aplicarse, impulsaría el crecimiento mundial.