Tal vez se deba a las experiencias de los países de la región, pero América del Sur, a diferencia de EE.UU. y Europa, parece haber rechazado el populismo. Argentina fue el primer país en hacerlo a finales de 2015 cuando Mauricio Macri ganó la presidencia.
El presidente es centrista en cuanto a la política, liberal en economía y tiene una evidente conciencia social. Es un perfecto ejemplo del nuevo pragmatismo que ha surgido, lo cual ha sido un cambio positivo de la ideología, corrupción y malos manejos que han caracterizado a muchos de los populistas de la ‘marea rosa’.
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Sin embargo, últimamente Argentina ha enfrentado varios retos, con el surgimiento de manifestaciones y huelgas. Ahora la manera en la que Macri aborde la turbulencia es importante para Argentina. De hecho, es increíble lo popular que sigue siendo. Heredó una economía plagada de subvenciones excesivas, sin acceso a crédito internacional, despojada de inversión, cargada de controles monetarios y padeciendo de reservas, cada vez más escasas.
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Por eso, la recuperación es un gran logro para un país que lleva un año bajo de reajuste. Es más, su relativamente alto índice de popularidad se debe en parte a la impopularidad de Cristina Fernández. Ella sigue siendo la líder más visible de la oposición peronista, a pesar de múltiples investigaciones de corrupción.
Estos escándalos han ayudado a Macri en el ámbito político. Le han permitido presentar el futuro de Argentina como una elección binaria: un retorno al pasado, o un nuevo futuro con su partido, Cambiemos.
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La mayoría de los argentinos prefieren su visión. El 1 de abril, decenas de miles tomaron las calles, declarando: “No queremos volver al pasado”. En contraste, una huelga general inspirada por los peronistas la semana siguiente, no contó con mucho apoyo. Las elecciones intermedias en octubre proporcionarán un referéndum más decisivo.
Antes de que se lleven a cabo los comicios, Macri necesita que aumente el factor ‘bienestar’. Aunque se ha terminado la recesión, muchos aún no han percibido los beneficios. La elevada inflación — que ya ha comenzado a bajar — ha reducido los salarios reales y el pueblo argentino está de mal humor.
Para apaciguar los ánimos, Macri ha detenido los recortes de los gastos sociales y ha retrasado el recorte final de las subvenciones domésticas. Esto le ha comprado apoyo pero con un costo. El déficit fiscal, que se encuentra en 7% del PIB, está descontrolado y los niveles de deuda están al alza. Ambos factores han deshecho demasiados programas de reformas en el pasado.
Más o menos cada 12 años, Argentina recibe una segunda oportunidad. Macri es una de ellas. Su Gobierno es la mejor esperanza que ha tenido el país en una generación. A pesar de algunas fallas, sus logros han sido considerables. Su programa de reformas se merece apoyo e inversión internacional, incluyendo de parte de EE.UU. y de Donald Trump.
Sin embargo, ambos líderes necesitan evitar cualquier indicio del escándalo del conflicto de intereses que surgió en noviembre cuando Trump supuestamente le pidió a Macri, que aprobara la construcción de una torre de US$100 millones en Buenos Aires.
Tanto en casa como en Washington, Macri debe andar con cuidado en un delicado camino político.
LAS POLÍTICAS QUE HAN AYUDADO A LOS MEJORES INDICADORES
Desde que Macri inició su mandato, comenzó a impulsar una serie de medidas económicas que han hecho que el año que lleva al mando, se considere un periodo totalmente de reajuste. En este sentido, cabe destacar que su equipo económico se movió rápidamente; llegó a un acuerdo con los tenedores de bonos extranjeros para restaurar el acceso al crédito global, desmanteló los controles monetarios y subió las tasas de interés para controlar la inflación. A pesar de haber pasado por una recesión, el índice de popularidad de su Gobierno sigue siendo de 50%.
Internacional
29 abr 2017 - 11:14 a. m.
Las reformas de Mauricio Macri son la mejor esperanza para Argentina
Las medidas económicas están funcionando pero el proceso político sigue siendo débil.
POR:
FINANCIAL TIMES
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