Mohed Altrad no sabe cuándo nació. Recuerda, sin embargo, su niñez en Siria, cuando era integrante de una tribu de beduinos y estaba al cuidado de su abuela después de la muerte de su madre y de haber sido repudiado por su padre.
Esa época, es verdad, se encuentra muy atrás. Hoy el ganador del premio mundial al ‘Emprendedor del Año’, que entregó el sábado en Mónaco la firma EY, es la cabeza de un grupo en plena expansión que tiene su nombre e incluye más de cien compañías y presencia directa en docena y media de países.
Tras la adquisición de una firma holandesa en marzo pasado, el conglomerado que se dedica a producir insumos para la construcción cuenta con 17.000 empleados y debería alcanzar ventas cercanas a los 1.800 millones de dólares este año. Todo ello ha sido por cuenta de la persistencia de alguien que apunta de tesón es fuente de inspiración para miles de personas.
Nada de eso parecía posible en la década de los cincuenta, cuando Altrad era una especie de paria entre su comunidad de nómadas. Pero la fuerza de voluntad que ha sido su sello se manifestó muy temprano cuando consiguió ir a la escuela y graduarse como el mejor estudiante de su región.
Gracias a sus méritos, pudo aspirar a una beca para entrar a la universidad en el extranjero, con la cual llegó a Francia en 1970, sin conocer el idioma o las comodidades de Occidente. Al poco tiempo no solo había aprendido la lengua, sino que se volvió a destacar como buen alumno al obtener su título de ingeniero en Montpellier, al sur de la nación gala. De ahí pasó a la Universidad de París, consiguiendo un doctorado en informática.
Sus primeros pasos profesionales lo llevaron por compañías francesas de primera línea como Thompson o Alcatel. Tuvo incluso la posibilidad de trabajar en Abu Dabi en la empresa de petróleos del emirato árabe, de donde salió con buenos ahorros.
De regreso al que ya era su país, se asoció con varios excompañeros para construir el primer computador portátil de Francia, poco después de que Apple revolucionó el mundo con la idea. Otro emporio industrial hoy desaparecido -Matra- le compró la sociedad, dejándole una buena utilidad que le permitió comenzar a buscar oportunidades.
En esas estaba cuando supo que una fábrica cercana a Montpellier, y dedicada a equipos usados en la construcción de edificios, estaba en problemas. Su propuesta fue la ganadora, al comprometerse a preservar los 300 puestos que la factoría generaba, con lo cual en 1985 comenzó a recorrer la senda que lo llevaría al éxito.
Como en otras oportunidades, supo combinar habilidad y suerte. La crisis del sector inmobiliario, que había puesto en problemas a la industria que adquirió, empezó a pasar y pronto los saldos en rojo cambiaron de color, a negro. De manera pausada, reinvirtiendo siempre las utilidades conseguidas, arrancó con un proceso de expansión que no se ha detenido, primero en Italia y después en otras latitudes, desde Alemania hasta Polonia.
Actualmente, Altrad es líder mundial en mezcladoras de cemento, al igual que número uno en Europa en andamios y tarimas portátiles. Su fundador es toda una personalidad, tanto por encarnar una historia de superación, como por su visión empresarial.
Debido a ello, recibió la orden de la Legión de Honor, la condecoración más destacada que otorga la República Francesa. Y ahora su carrera se ve coronada por una de las distinciones más prestigiosas a nivel global, al competir con más de 60 líderes del sector privado de 53 países.
Como es de suponer, Mohed Altrad se erigió como un favorito desde muy temprano entre los finalistas convocados por EY. Su sencillez también le sirvió para ganar puntos entre sus congéneres, incluyendo a los colombianos Nicolás Loaiza y Gigliola Aycardi, fundadores de Bodytech, quienes representaron al país.
“Este premio lo recibo con humildad y orgullo”, sostuvo el sábado por la noche el hombre de negocios. “Espero servir de ejemplo para demostrar que no hay obstáculo, por insalvable que parezca, que le impida a una persona alcanzar sus sueños si se dedica a trabajar con persistencia y honradez para conseguirlos” agregó.
Así, con lágrimas en los ojos, este hombre que nació entre 1947 y 1952 en Siria y que celebra su cumpleaños el 9 de marzo por decisión de sus hijos, conmovió al auditorio. La ovación de pie que recibió fue prueba de que el jurado independiente no se había equivocado.
OTROS INTERESES
Fuera de tener en sus manos una verdadera multinacional que no para de crecer, Mohed Altrad se ha destacado por ser un exitoso escritor. A la fecha lleva cuatro novelas publicadas, al igual que tres títulos sobre temas de administración. Una de sus obras de ficción, Badawi, se usa como lectura en el sistema educativo francés.
Y como si lo anterior no fuera suficiente, en 2011 también dejó su marca en el deporte al adquirir el equipo de rugby de Montpellier, un deporte con una gran base popular en Francia. Interrogado sobre cuál era su aspiración, afirmó: “ser el número uno”.
UN GRUPO DE PESO
El galardón que por décimo quinto año consecutivo entregó EY en Mónaco, el pasado sábado en la noche, se viene confirmando como uno de los más prestigiosos del planeta, por la calidad de los postulantes. En la presente oportunidad, las compañías, fundadas por 65 mujeres y hombres de negocios de 53 países presentes, reportaron ventas combinadas de 38.000 millones de dólares, con una tasa de crecimiento promedio del 12 por ciento anual en el lustro pasado. El número de personas empleadas en compañías de 17 sectores diferentes llega a los 334.000 individuos.
Ricardo Ávila
Director Portafolio