Enrique Peña Nieto tomará este sábado las riendas de México con la meta de coronar reformas que apuntalen la economía local, opacada por la del gigante latinoamericano Brasil, y virar el foco de atención que ha concentrado la cruenta violencia del narcotráfico.
Tras capitalizar a su favor en las urnas el descontento de millones de mexicanos hastiados de la brutalidad de los cárteles de las drogas y el poco empleo formal en la segunda economía de Latinoamérica, el ex gobernador de 46 años deberá trabajar para cumplir con sus promesas de mayores salarios y un clima de paz.
Para ello, se comprometió a impulsar desde inicios de su sexenio una profunda reforma fiscal y otra energética para “modernizar México”, que ha gozado de estabilidad económica en los últimos años.
Colaboradores del presidente electo y legisladores del PRI han dicho que el 2013 será el año de esas dos reformas, las cuales -según analistas- desatarían todo el potencial del país luego de haber sido postergadas por años debido a resistencias legislativas o para evitar su costo político.
En el Congreso ninguna fuerza política domina y además Peña deberá concertar las posiciones dentro de su propio Partido Revolucionario Institucional (PRI), que regresa al poder tras 12 años de haberlo perdido luego de su dominio en la mayor parte del siglo pasado.
Y aunque en los temas de seguridad ha esbozado algunos planes para aplacar la extendida violencia, algunos colaboradores dicen que no será su única prioridad, un contraste con el saliente presidente, Felipe Calderón.
MEXICO DF / REUTERS