El primer presupuesto del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es verdadera y notablemente poco serio. Para entender por qué, intente por un momento tomarlo en serio.
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El plan pretende ser fiscalmente responsable, aduciendo que la deuda nacional caerá de 77 por ciento hoy en día a 60 por ciento en 2027. Un objetivo digno, por supuesto. Al mismo tiempo, pide recortes de impuestos, pero sin cambios en el gasto en los dos principales programas sociales: el seguro médico Medicare y el Seguro Social.
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Para cuadrar estas ambiciosas promesas, el presupuesto necesita entonces una aceleración del crecimiento económico casi imposible o una restricción inadmisiblemente severa en la mayoría de los otros tipos de gasto. Con el característico desdén Trumpiano de la realidad, el presupuesto propone las dos cosas.
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La administración Trump ha dicho hasta ahora que sus planes de recortes de impuestos se pagarían solos al elevar el crecimiento económico a 3 por ciento anual, una afirmación ya considerada descabellada por cualquier analista serio, sea liberal o conservador.
El presupuesto parece ir más allá: dice que este aumento del crecimiento será suficiente no solo para mantener los ingresos (a pesar de la reducción de las tasas impositivas), sino que en realidad aumentará los ingresos en 2 billones de dólares en 10 años en comparación con la política actual.
Tal vez alguien acaba de cometer un error tonto, contando los ingresos de un crecimiento dos veces más rápido. Con esta administración, es prudente no descartar esa posibilidad. Hay más. La reforma tributaria mágica de la administración está "en sus etapas iniciales", como propuso generosamente el lunes el director de Presupuesto, Mick Mulvaney.
Sin embargo, para tener incluso la más mínima esperanza de poder generar la misma cantidad de ingresos, ya sin contar en más, la reforma tendría que revivir la idea de un "ajuste fronterizo", en la práctica, un impuesto sobre las importaciones.
La idea ha suscitado una fuerte oposición de las empresas de EE.UU., la Casa Blanca se ha mostrado a favor y otras veces en contra, y pocos en el Congreso piensan que será implementado.
Pasando a la parte de gastos del presupuesto, las cosas no mejoran. El plan incluye recortes en Medicaid y otros programas de bienestar tan severos que muchos republicanos conservadores se están estremeciendo.
En total, busca ahorros de más de 3 billones de dólares en 10 años, sin preocuparse por decir cómo se lograrán. De este total, se estima que 1,4 billones de dólares provendrán del "plan de dos centavos" de la administración, que no es un plan en absoluto, solo una declaración de que el gasto discrecional correspondiente se reducirá de ahora en adelante en 2 por ciento al año.
El presupuesto de Trump ha sido casi universalmente declarado muerto al nacer, y eso podría ser un eufemismo. Este plan, si se le puede llamar así, nunca tuvo esperanza de vida. Los presupuestos de la Casa Blanca a menudo se quedan a un lado, pero aun así pueden guiar las deliberaciones en el Congreso, donde realmente se toman las decisiones de impuestos y gastos.
Este presupuesto no sirve ese propósito. Es simplemente un tuit extendido, y una pérdida de tiempo para todos.
Internacional
24 may 2017 - 3:14 p. m.
Primer presupuesto de Trump es poco serio
La Casa Blanca se ha mostrado a favor y otras veces en contra, y pocos en el Congreso piensan que será implementado.
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