La candidata socialista a la Presidencia de Brasil, Marina Silva, reiteró ayer su compromiso de no hacer retroceder “ni un milímetro” las conquistas sociales y laborales de Brasil en caso de ser elegida en los próximos comicios.
“Los derechos no son favores, son conquistas”, subrayó la abanderada del Partido Socialista Brasileño (PSB) durante un encuentro con líderes sindicales en Sao Paulo.
Silva, principal rival de la presidenta Dilma Rousseff, quien busca la reelección, resaltó además que no solo mantendrá los avances sociales, sino que los “perfeccionará”, como, según dijo, había acordado con el anterior candidato socialista Eduardo Campos, fallecido el pasado 13 de agosto en un accidente aéreo.
La exministra de Medio Ambiente figuraba como aspirante a la Vicepresidencia en la fórmula de Campos, pero tras su muerte le sucedió como candidata y, según las encuestas, se encuentra técnicamente empatada con Rousseff en la segunda vuelta electoral, prevista para el 26 de octubre.
Los últimos sondeos, sin embargo, pronostican un aumento en la intención de voto de la presidenta en la primera vuelta, que se celebrará el 5 de octubre. Silva defendió una “revisión” de la previsión social que, a diferencia de la actual, no “castigue a los jubilados y los trabajadores”. Los errores de Rousseff “están acabando con Petrobras y (la eléctrica) Eletrobras”, sostuvo Silva.
Por otro lado, el empresario brasileño Eike Batista, que llegó a ser el hombre más rico del país, sumó un nuevo caso ante la justicia después de que la fiscalía en Sao Paulo lo denunció por delitos contra el mercado de capitales, informó el organismo. Batista fue acusado por el Ministerio Público Federal paulista de “cometer crímenes contra el sistema financiero nacional, incluyendo delitos contra el mercado de capitales”. La fiscalía dijo que el grupo incurrió en “fraude, inducción de inversionistas al error y asociación ilícita”.
EFE/AFP
Sao Paulo