Efectivos militares se han sumado al éxodo de venezolanos a Colombia y Brasil, huyendo de cuarteles y obligando al Gobierno del presidente Nicolás Maduro a llamar a militares jubilados y milicias para llenar el vacío.
Lea: (Estados Unidos pide a Venezuela suspender elecciones presidenciales).
Las altas tasas de deserción en las bases de Caracas y en el campo están complicando los planes de seguridad para las elecciones presidenciales que se celebran en 13 días, las cuales requieren por ley la custodia militar de material y maquinaria electoral en los centros de votación.
Lea: (Vaticano une a Suramérica para ofrecer ayuda humanitaria a venezolanos).
"El número no se sabe porque solía publicarse en el Boletín Oficial. Ahora no", dijo Roció San Miguel, directora de Control Ciudadano, un grupo de vigilancia militar en Caracas. Agregó que los soldados están huyendo por la misma razón que los ciudadanos: "Los salarios son bajos, la calidad de la comida y la ropa no es buena".
Lea: (El mayor traidor de Venezuela).
La semana pasada, efectivos con rango hasta de generales fueron llamados y alojados durante varios días en sus unidades. Jubilados y milicianos también fueron contactados por sus superiores, de acuerdo con un oficial retirado que pidió que no se revelara su identidad por temor a enojar al régimen.
Cargos del Gobierno están formando a estas personas para los comicios, dijo un segundo oficial retirado. Cientos de miles de venezolanos huyen de un colapso social, de la aglomeración en las ciudades y campamentos improvisados en la región en la mayor emigración masiva de la historia moderna de América Latina.
La hiperinflación ha hecho que la moneda carezca prácticamente de valor y la malnutrición es endémica. Casi dos millones de venezolanos viven fuera del país.
ACUMULAR PODER
A medida que la nación colapsaba Maduro consolidó su poder creando una todopoderosa asamblea para eludir la legislatura nacional. El régimen encarceló y prohibió a opositores y llevó a cabo una ola de arrestos antes de la votación del 20 de mayo.
Las organizaciones estadounidenses y regionales se han negado a reconocer la legitimidad de la votación, y la principal coalición opositora ha prometido un boicot frente a lo que dice que será un proceso fraudulento.
Las elecciones venezolanas son supervisadas por el Ejército, la fuerza más poderosa del país y cada vez más interconectada con el régimen de Maduro. El llamado Plan República establece el despliegue de seguridad del Ministerio de Defensa que comienza la víspera del día de las elecciones y dura hasta el día siguiente.
Por ley, las fuerzas armadas son garantes de la paz y la seguridad, protegen las papeletas electorales y las máquinas de votación en los 14.000 centros de votación. Transportan estos materiales y maquinaria a cada centro electoral, a menudo una escuela, y lo guardan.
Pero el nivel de deserciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ha aumentado exponencialmente en el ultimo año, especialmente entre las tropas de rangos inferiores. Al menos 10.000 soldados han solicitado la baja, dijo San Miguel de Control Ciudadano en marzo.