La crisis eléctrica que comenzó en Venezuela con un apagón nacional el 7 de marzo persiste en la actualidad, cuando más de la mitad de sus estados registra cortes intempestivos de luz que en ocasiones se extienden por más de 12 horas.
Un grupo de residentes del norte y oeste aseguraron que cada día sus casas quedan a oscuras durante varias horas sin que esto forme parte de un plan de racionamiento como el que impuso el Gobierno de Nicolás Maduro en abril, cuando cortó la luz 18 horas por semana en 20 de las 23 entidades federales.
(Maduro dice que apagones en Venezuela son planeados desde Colombia).
En lo que va de mayo, estados como Barinas, Lara, Carabobo, Aragua, Zulia, Trujillo, Mérida y Táchira -que en suma cuentan con más de 10 millones de habitantes- han registrado apagones a diferentes horas del día y con una duración que va desde 3 hasta 9 horas.
En el caso del Zulia, la rica región petrolífera limítrofe con Colombia, los apagones siguen siendo más extendidos con zonas que pasan entre 16 y 20 horas diarias a oscuras. Caracas, entretanto, se mantiene sin apagones y estuvo exceptuada de los cortes programados del mes pasado.
(Sin agua y sin luz: así crece la crisis humanitaria en Venezuela).
Los frecuentes fallos eléctricos suponen otros problemas para los ciudadanos que enfrentan además la más severa crisis económica caracterizada por hiperinflación, escasez generalizada y salarios por debajo de los US$10 mensuales.
Cada vez que la luz falla en una zona también allí se apagan los servicios de telefonía, la conexión a internet o el bombeo de agua potable.
Desde que los apagones se volvieron este año todavía más seguidos y prolongados, el país petrolero ha perdido unos US$500 millones cada día que el Gobierno ha suspendido actividades laborales, según estimaciones del Parlamento.
La producción petrolera es otro de los aspectos más afectados.